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El alboroto de una visita papal

Feb 22, 2016

Las otras verdades /  Eduardo Cruz Silva / APIM

Nunca como ahora, la que fue la séptima visita papal a tierras mexicanas desató una oleada de criticas y cuestionamientos por la llegada del Papa Francisco y, aprovechando el viaje que la Iglesia Católica vive una etapa de crisis, gracias a la holgazanería, alcahuetería y solapamiento en que se han caído muchos de sus pastores (obispos) a lo largo y ancho del país, hoy todos quisieron marcarle la agenda al obispo de Roma y dictarle temas para que fuesen abordados en su visita pastoral.

Muy independientemente de toda la parafernalia de logística que  provocó su visita, de su  encuentro con cuestionables personajes de la vida política o de la misma iglesia pero que no  pudo esquivar por ser parte de un protocolo, también medios y periodistas que no comulgan con la religión católica aprovecharon la ocasión para echar leña al fuego y lanzar cuestionamientos que en algunos casos carecen  de sentido o simplemente afirman una ignorancia supina de lo que es la iglesia católica, su credo y su doctrina.

Fue notorio el ataque de aquellos que profesan otras creencias y aunque algunos de ellos se autodenominan “cristianos”, biblia en mano cuestionaron su investidura, que su representatividad no es bíblica, que los católicos rinden adoración al Papa, etcétera.

Al respecto hay una reflexión del Cardenal Ratzinger que dice: “Resulta, que lo más difícil de abrir en el mundo es una mentalidad cerrada. La gente con este tipo de mentalidad tiene sus cabezas enterradas en la arena, aparentemente creyendo que disfrutan de la verdad escondidas en su seguridad y protegidas de las influencias exteriores. Se sienten cómodas en donde están, y no quieren cambiar porque requiere esfuerzo.

También están temerosas de tener que admitir que están en un error si se les demostrara. Eso las situaría en una batalla con la soberbia, raíz de todo pecado. Son víctimas de lo que es comúnmente llamado «certeza subjetiva». Están, «…siempre aprendiendo y nunca serán capaces de llegar al conocimiento de la verdad (2Timoteo 3:7)» Certeza objetiva significa que la mente se conforma a la verdad objetiva.

La persona con certeza objetiva está completamente convencida de la verdad porque es la verdad. La persona con certeza subjetiva está motivada por sus sentimientos, sean estos basados en la verdad o no. Aquellos que están encerrados en su certeza subjetiva están solamente engañándose, pensando que están correctos simplemente porque son sinceros en sus creencias. De cualquier forma, la sinceridad es una espada de dos filos y puede inducir al error, simplemente porque una persona puede también estar sinceramente equivocada.

La iglesia de hoy, como la de la época de Judas y Pedro, ha sido infectada por numerosas doctrinas erróneas, pero sus falsos maestros lo han hecho de una manera tan astuta, que la mayor parte del pueblo cristiano ni siquiera se han dado cuenta que ahora están creyendo algo totalmente opuesto o desviado de la doctrina bíblica.

Usted puede creer algo y creerlo de corazón y con sinceridad y aún puede estar equivocado. La creencia es una cosa, pero la manipulación es otra”.

El problema surge del hecho de que los aquellos que se encuentran separados o abandonaron la Iglesia Católica  se contradicen y se refutan a sí mismos, al afirmar dos cosas contradictorias: (a) que la Biblia es Palabra de Dios; (b) que sólo hay que creer lo que está en la Biblia. Pero ¡en ningún lugar de la Biblia se dice que la Biblia (toda ella, es decir los 47 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento) es Palabra de Dios!

La mayoría de las más de 2 mil denominaciones “cristianas” que existen en el mundo dicen que sólo hay que admitir las verdades claramente expresadas en la Biblia, pero ¿en qué texto de la Escritura se afirma el principio de que “la Biblia es Palabra de Dios” o de que “sólo la Escritura es norma de fe”? Sólo puede aducirse, como más próximo, el texto de San Pablo: toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia (2Tim 3,16); pero este texto no dice qué límites –o alcances– tiene la expresión “toda Escritura”: ¿a qué libros se refiere? ¿Todo libro escrito en el mundo? ¿Son los libros que se contienen en la Biblia actual?

Con toda razón tuvo que aceptar esto el mismo Lutero –en su Comentario sobre San Juan– al decir: “Estamos obligados de admitir a los Papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta”.

Por nuestra parte el día que un protestante o “cristiano” como se hacen llamar, me pueda  ofrecer una demostración científica, con razonamientos verdaderos, históricos, regidos por las leyes universales de la lógica   que su  versión de Biblia es palabra revelada por Dios,  (la fe en la Palabra de Dios no se opone a la demostración de los fundamentos de la fe) posiblemente  tome en serio sus furibundos cuestionamientos a todo lo que huela a catolicismo.

Por lo pronto, la llegada del líder espiritual de los católicos a México desató los demonios que muchos llevan en su interior.

 

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