• Vie. Abr 19th, 2024

#Opinión “‘Yo amo este trabajo’… Una voz menos», un texto de @adelanavarro

Por: Adela Navarro Bello/ Sin Embargo

El 21 de diciembre de 2018 acompañada de una fotografía que nos permite ver el atardecer de Santa Rosalía, Baja California Sur, el periodista Rafael Murúa Manríquez publicó en su cuenta de Facebook esta frase: “I LOVE this Job”. Etiquetó en su pensamiento público a Radio Kashana FM.

“Yo amo este trabajo” fue una de las últimas publicaciones del periodista asesinado la madrugada del domingo 20 de enero de 2019. El próximo diez de marzo Rafael cumpliría 34 años. Era periodista y director de una radio comunitaria en su natal Santa Rosalía, precisamente la que etiquetó en su publicación en redes sociales.

Antes de matarle de dos tiros en la cabeza, Rafael Murúa fue herido con un arma punzocortante en el pecho. Cerca del corazón una herida. Menos de dos meses atrás había denunciado amenazas. Realizó las denuncias pertinentes y le fue concedido el beneficio del mecanismo de protección. De nada le sirvió. Cerca de las 11:40 de la noche del sábado sus familiares le perdieron la presencia, y a la madrigada siguiente fue asesinado.

Precavido, hace poco pidió al reportero de ZETA en la península sudcaliforniana no publicar las condiciones en las que vivía bajo amenaza. No quería encontrar más problemas. Ya había perdido la tranquilidad en su trabajo y en su hogar.

También se había referido públicamente Rafael Murua sobre la actitud del alcalde de Mulegé, José Felipe Prado Bautista. Escribió en noviembre 14 un texto que tituló “censura por adelantado en Mulegé”. Y aseveró: “En cincuenta y dos días de gobierno de Felipe Prado he vivido más agresiones y abuso de autoridad que en los seis años anteriores desde que ejerzo el periodismo en mi ciudad natal, Santa Rosalía.

“…Por primera vez el expresarme sobre un tema de política causó agresiones a mi persona, familia, y patrimonio. Cabe señalar que me expresé solamente en mi cuenta personal de facebook, no en la de Radiokashana FM, tampoco en nuestro sitio web o radio.

“Publiqué el 29 de octubre pasado a las 16:17 horas “La Seguridad Pública no le importa a Felipe Prado. Prefiere que los funcionarios le preparen su fiesta de cumpleaños que cumplir con acuerdos entre Gobierno del Estado y Municipio “son convenios con otro Ayuntamiento, no con este” contestó. El Presidente sigue en campaña, poniendo en riesgo equipo de cientos de miles de pesos que usa la Policía Estatal y Municipal, así como Protección Civil.”

“…Esa misma noche me estaban advirtiendo que pronto iban a asesinarme. Casualmente la información venía de la casa de uno de los funcionarios de la actual administración municipal, con puesto de coordinador”.

A esa amenaza siguieron otras. Ataques a su casa, un balazo en una ventana. Pero el joven no bajó la guardia. Periodista, se comprometió con sus radioescuchas y lectores a mantener los micrófonos abiertos para denunciar los abusos de autoridad. El tema de la inseguridad y los ataques armados no estaban en su agenda editorial. Pero Rafael terminaría siendo víctima de ese contexto de violencia que en México arrebata la vida a miles de personas cada año.

Aun sin conocérsela la cifra total de homicidios dolosos en 2018, la cuenta hasta octubre de ese año sumaba más de 150 mil ejecutados en el sexenio que fue de Enrique Peña Nieto. Y la ola de violencia no ha sido detenida. De acuerdo a información de la Secretaría de Gobernación, en diciembre del año pasado, el primero del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, se contabilizaron 2 mil 440 homicidios.

Mayormente esas ejecuciones se originan en el ambiente del narcotráfico y el crimen organizado. También principalmente son realizadas con arma de fuego.

Sin dar a conocer aún una estrategia integral de combate al narcotráfico, al crimen organizado, que tenga por objeto no solo erradicar el tráfico de drogas y el lavado de dinero en el país, sino aminorar la suma de homicidios dolosos producto de rencillas, vendettas y ajustes entre criminales organizados y narcomenudistas, los mexicanos todos están vulnerados.

El periodista Rafael Murúa Enríquez sumaba aparte amenazas. De acuerdo a sus escritos lo amenazaron desde el poder político. Frecuentemente así viven los periodistas, entre dos fuegos. Entre la amenaza y la inseguridad del narcotráfico impune, y la presión y la afrenta de la clase política gobernante.

La radio comunitaria de Baja California Sur ha perdido una importante voz. Murúa no sólo abría los micrófonos a los ciudadanos de aquella entidad para dar realce a sus voces, para hacer escuchar sus denuncias, aparte era un promotor de la apertura de espacios de comunicación que dieran a las comunidades ese escaparate necesario para salir de la opacidad del abuso y la represión.

Amaba su trabajo, y hoy Rafael Murúa Enríquez es recordado por ser “el primer periodista asesinado en el gobierno de López Obrador”. La cuenta no se detiene. Los periodistas no se salvan ni con mecanismo de protección. Como los mexicanos todos, son vulnerables a la inseguridad que impera en este país donde las políticas públicas de combate a la violencia y la inseguridad han fallado de manera sistemática durante los últimos tres sexenios, sin contar aún al que apenas inicia.

Una voz menos en México, una voz menos en la radio comunitaria. Una periodista menos. Un amante de su trabajo menos, en un país en el cual lo que hace falta es compromiso y amor al trabajo, para el beneficio de todos.

Una pena lo de Rafael. Lamentable.

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