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Yo escapé a la masacre del 68: un sobreviviente habla de “uno de los días más difíciles de mi vida”

Por Martí Quintana

México, 30 de septiembre, (EFE).- Angustia, confusión y disparos, así recuerda el sociólogo Gerardo Estrada, sobreviviente en la matanza estudiantil de Tlatelolco, aquel fatídico 2 de octubre de 1968, un suceso que removió los cimientos sociales de México.

Aquella tarde fue “angustiante, horrorosa; ha sido uno de los momentos más difíciles para la vida de muchos. Y en la mía en particular: me cambió mucha vocación y mi fe en la razón y en el diálogo”, dijo hoy en entrevista con Efe Estrada, quien escapó de esta masacre perpetrada por el Estado con 22 años.

Desde la Plaza de la Tres Culturas, en el popular barrio de Tlatelolco, el también escritor y profesor repasa a 50 años uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de México.

Un memorial recuerda a los “compañeros caídos” de esa tragedia que refleja a la perfección unos años de represión por el entonces partido hegemónico, el Revolucionario Institucional (PRI).

“¿Quién, quiénes? Nadie, al día siguiente nadie. La plaza amaneció barrida. Los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo”, se lee en esta especie de lápida con el nombre de varios de los fallecidos, de los que todavía hoy se desconoce la cifra exacta.

Eran tiempos de tensión y las trifulcas entre estudiantes y fuerzas de seguridad eran habituales, con frecuentes detenciones y presos políticos.

Ese 2 de octubre, miles de estudiantes se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas para participar en un mitin, que seguía a meses de manifestaciones para lograr más derechos en educación y luchar por una mayor libertad, y a solo diez días del inicio de los Juegos Olímpicos en México.

Pronto la plaza se llenó de soldados, y poco después arrancó la confusión cuando empezó un tiroteo que, según Estrada, fue por falta de coordinación entre miembros del Ejército y de un grupo paramilitar llamado Batallón Olimpia, detonando una matanza.

“Lo que ocurrió en la plaza fue producto de una deliberada decisión de terminar con el movimiento, pero la balacera fue producto de la estupidez de la policía, que no sabía que abajo había el Ejército”, aseguró.

Las principales bajas corrieron de parte de los estudiantes, quienes “jamás fueron armados” y huyeron despavoridos al escuchar las primeras detonaciones.

“La mayoría pudo escapar, y otros nos refugiamos en departamentos de vecinos generosos, que nos abrieron la puerta”, relató Estrada desde esta plaza con un enorme edificio -desde donde surgieron las primeras balas-, una iglesia y una zona arqueológica.

Más allá de la matanza, el movimiento de 1968 también dejó varias lecciones, algunas de ellas recogidas en su libro “1968. Estado y Universidad. Orígenes de la transición política en México”, el cual resalta que el movimiento fue germen de una sociedad civil más activa y derivó en ideas modernas de oposición y conciencia universitaria.

“No nos podemos quedar en esa plaza; el movimiento siguió adelante y sus consecuencias han sido muchas y muy importantes para la democracia en México”, indicó Estrada, con una larga trayectoria cultural y cargos públicos como ser director general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Todo ello redundó en la juventud, que antes era muy “ingenua” pero llena de sueños. Algo que ha cambiado con los años, pero no por ello a peor.

“No están desilusionados, pero sí desengañados de las ideologías”, apuntó Estrada.

El autor recalca el valioso papel de la educación superior en esta difícil ecuación de los años sesenta. “La universidad floreció como una isla de libertad”, agregó.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto a muchos otros centros, sigue teniendo un papel “social” y de crítica a la esfera política, aunque con el tiempo ha mutado y ha perdido parte de una de sus principales funciones, la de ser un vehículo para escalar de clase, lamentó.

Acerca de la victoria del líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador en las elecciones por la Presidencia en México, Estrada lo relacionó “indirectamente” con el movimiento estudiantil de 1968, que abrió la puerta al cambio en la nación latinoamericana.

Es un proceso gradual, pues la alternancia en política llegó más de 30 años después con el triunfo de Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), en 2000.

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