** Uno de cada cuatro chicos se ha visto envuelto en episodios de acoso cibernético **
** De acuerdo a la Iglesia católica, la red conduce al peligroso fenómeno de los jóvenes que se convierten en ermitaños sociales **
** Alertan porque a las redes sociales, se les da también un uso manipulador de los datos personales con la finalidad de obtener ventajas políticas y económicas **
NATHALIE GÓMEZ/@Nathalie_fx
Huajuapan de León, Oax.- “La red constituye una ocasión para favorecer el encuentro con los demás pero puede también potenciar nuestro autoaislamiento, como una telaraña que atrapa”.
“Los jóvenes son los más expuestos a la ilusión de pensar que las redes sociales satisfacen completamente en el plano relacional; se llega así al peligroso fenómeno de los jóvenes que se convierten en ermitaños sociales, con el consiguiente riesgo de apartarse completamente de la sociedad”.
Así lo señala el mensaje del Papa Francisco, emitido el 24 de enero de 2019, día de San Francisco de Sales, patrono de las y los periodistas, por la 53 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
Esta dramática dinámica, alertó, pone de manifiesto un grave desgarro en el tejido relacional de la sociedad, “una laceración que no podemos ignorar”.
El obispo de la Diócesis de Huajuapan, Teodoro Enrique Pino Miranda, compartió el mensaje con periodistas y comunicadores, en el que se resaltó que la Iglesia siempre ha intentado promover el uso del internet al servicio del encuentro entre las personas y de la solidaridad entre todos.
DESINFORMACIÓN PLANIFICADA
“Por un lado, las redes sociales sirven para que estemos más en contacto, nos encontremos y ayudemos los unos a los otros; pero por otro, se prestan también a un uso manipulador de los datos personales con la finalidad de obtener ventajas políticas y económicas, sin el respeto debido a la persona y a sus derechos”.
“También es cierto que la red se ha manifestado como uno de los lugares más expuestos a la desinformación y a la distorsión consciente y planificada de los hechos y de las relaciones interpersonales, que a menudo asumen la forma de descrédito”, establece el mensaje del Papa Francisco.
A causa de las profundas transformaciones que la tecnología ha impreso en las lógicas de producción, circulación y disfrute de los contenidos, reflexionó, numerosos expertos han subrayado los riesgos que amenazan la búsqueda y la posibilidad de compartir una información auténtica a escala global.
“Entre los más jóvenes, las estadísticas revelan que uno de cada cuatro chicos se ha visto envuelto en episodios de acoso cibernético”.
La Iglesia católica considera al respecto que “todos tenemos la posibilidad y la responsabilidad de favorecer el uso positivo de las redes sociales”, para lo cual llama a “dejarnos de mentiras, hablar cada uno con verdad a su prójimo, que somos miembros unos de otros”, como lo señala la Biblia en Efesios 4,25.
En él, es apóstol exhorta “a abandonar la mentira y a decir la verdad; la obligación de custodiar la verdad nace de la exigencia de no desmentir la recíproca relación de comunión; la mentira es el rechazo egoísta del reconocimiento de la propia pertenencia al cuerpo, es el no querer donarse a los demás, perdiendo así la única vía para encontrarse a uno mismo”.
“Dios no es soledad, sino comunión; es amor, y por ello, comunicación, porque el amor siempre comunica, es más, se comunica a sí mismo para encontrar al otro. El término persona, de hecho, denota al ser humano como ‘rostro’ dirigido hacia el otro, que interactúa con los demás”, establece el mensaje.
DEL “LIKE” AL “AMÉN”
“La imagen del cuerpo y de los miembros nos recuerda que el uso de las redes sociales es complementario al encuentro en carne y hueso, que se da a través del cuerpo, el corazón, los ojos, la mirada, la respiración del otro”.
Así lo señala el Papa, resaltando que “si una familia usa la red para estar más conectada y luego se encuentra en una mesa y se mira a los ojos, entonces es un recurso. Si una comunidad eclesial coordina sus actividades a través de la red para luego celebrar la Eucaristía juntos, es un recurso”.
“Si la red me proporciona la ocasión para acercarme a historias y experiencias de belleza o de sufrimiento físicamente lejanas de mí, para rezar juntos y buscar juntos el bien en el descubrimiento de lo que nos une, entonces es un recurso”.
La red que quiere la Iglesia es pasar del diagnóstico al tratamiento, “abriendo el camino al diálogo, al encuentro, a la sonrisa, a la caricia”.
Una red hecha no para atrapar sino para liberar, para custodiar una comunión de personas libres, señala.
La Iglesia misma es una red tejida por la comunión eucarística, en la que la unión no se funda sobre los “like” sino sobre la verdad, sobre el “amén”, con el que cada uno se adhiere al Cuerpo de Cristo acogiendo a los demás, manifiesta el Papa Francisco.