- Los criaderos, una opción para conservar la iguana
Por: Medios Aliados
#Juchitán 1 Abr (#Istmopress) – Comer tamal de iguana “guchachi” en semana santa, es una tradición que forma parte del alimento gastronómico antiguo y tradicional de pueblos zapotecas del Istmo de Tehuantepec, en Juchitán es un pecado no consumirlo y para evitar su extinción, iniciativas como la de José Francisco Sánchez Vásquez de 17 años de edad de conservarlas mediante un criadero, es una opción.
Los tamales de iguana tienen una forma peculiar de preparación y no todas las cocineras tradicionales de esta región oaxaqueña saben como hacerlo, por eso es un lujo consumirlo, además que tiene una gran demanda.
Su consumo inicia con el miércoles de ceniza y concluye este viernes santo; se preparan con maíz zapalote chico, manteca de cerdo, mole de semilla de calabaza, epazote y una variedad de especies que es donde está la receta secreta de este manjar típico.
Las familias esperan el consumo de este reptil que protege la norma oficial 059 de la Semarnat, y lo esencial además de la carne, son sus huevecillos, pues en esta época de semana santa es cuando desovan, por eso es su mayor demanda.
En la séptima sección de Juchitán Oaxaca, vive Saustia Esteva Pineda de 76 años de edad, una de las antiquísimas cocineras tradicionales zapotecas que desde hace 40 años elabora el tamal de iguana.
Sentada en su mesa de madera y con los ingredientes comienza a elaborarlos, es todo un ritual el que emplea, porque para ella cocinar es un deleite, forma parte de sus ancestros y de lo que aprendió como oficio.
“Un día antes comenzamos con los preparativos, mi hija Francisca Mendoza Esteva de 41 años de edad me ayuda, es la que heredó también la elaboración de tamales, procuramos tener todo en orden para que salga sabroso, y se nos venda todo”.
Adquieren leña para el fogón, hojas de plátano y todas los ingredientes para su preparación, aunque lo más complicado es conseguir las iguanas, pues es penado judicialmente por las autoridades judiciales y de Profepa a quién las capture y venda por grandes cantidades.
Saustia y Francisca llegan a sacrificar unas 60 iguanas en esta semana santa, en esta región se consume sin sentir culpa, pues no es un pecado, según datos del Comité de Voluntarios para el Mejoramiento Ambiental (COVOMA) aproximadamente 500 iguanas al día.
Ellas lo preparan sin culpa alguna y es que aseguran es parte de la gastronomía tradicional, y coinciden lo que otros han dicho, que lejos de que las autoridades implementen castigos, lo que se debe hacer es apoyar iniciativas para su conservación, como son los criaderos.
“Le digo a mi mamá que me gustaría tener un criadero en casa, como sucede con las gallinas o los patos, así, en una jaula y con todos los cuidados, tener a las iguanas para después sacrificarlas sin culpa, el tamal y el guisado de iguana que tanto consumimos es parte de nuestra tradición, no lo hacemos de mala fe, este reptil se ha consumido tiempo atrás”, expresó Francisca.
Los tamales de iguana se venden a 20 o 30 pesos cada uno, los pedidos son diarios y se acompañan con atole de chocolate y café caliente.
*Francisco Javier , un joven que cría iguanas desde hace dos años
Este joven de 17 años de edad pensó que al criar las iguanas en cautiverio para después liberarlas en edad adulta es una forma de conservarlas, su nombre es Francisco Javier Sánchez Vásquez y lleva dos años promoviendo esta actividad altruista.
En su hogar y con sus propios medios, Francisco apoyado de amigos, construyeron jaulas y realizaron todo el proceso de reproducción, cría y conservación de este reptil.
El conocimiento lo obtuvo en el taller escolar de su escuela secundaria “Enedino Jiménez” y de lecturas independientes acerca de este animal, así comenzó esta aventura que le da muchas satisfacciones.
Ha hecho dos liberaciones de iguanas, se va a los terrenos más alejados y las suelta. Francisco lo que quiere es que nadie les haga daño, que se sigan reproduciendo y que su tradición de consumo no muera.
La alternativa: Semarnat reconstruya hábitats y Profepa regule leyes y normas
La deforestación de más de 60 hectáreas de bosques tropicales en la región istmeña para la creación del Distrito de Riego 019 a fin de incorporar 43,000 hectáreas dedicadas a cultivos comerciales, principalmente el arroz y la caña de azúcar, aniquilaron el hábitat natural de las iguanas, informó el gestor comunitario, Tomás Chiñas Santiago.
Chiñas Santiago, señaló que esos cultivos fracasaron, y dañaron el suelo por el exceso de fertilizante en los cultivos.
“Destruyeron, con ello, el hábitat de las iguanas y de una gran biodiversidad endémica de la región”.
Por último, recalcó que ahora toca el turno de que Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) reconstruya sus hábitats, y la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa), lejos de encarcelar, mejor regule leyes y normas, porque el consumo de este reptil seguirá porque es histórico y cultural en el reino zapoteca.
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