Texto:Rocío Flores/Fotografía:Carmen Pacheco
OAXACA, Oax. Hace ocho años, Francisco Martínez inició un trabajo inspirado en Oaxaca y en el paisajismo, uno de sus “pasatiempos” favoritos. Fue un proyecto que se fue cociendo lentamente, pero con gran dedicación. La idea inicial era un jardín familiar, con el tiempo se convirtió en un espacio natural con más de 200 especies de plantas de diferentes países que hoy quiere abrir al mundo.
Al principio pensaba tener solo plantas nativas, sin embargo, su intención no era competir con el Jardín Etnobotánico de Oaxaca, así que se abrió a otras posibilidades.
“Empecé a conocer plantas del mundo, africanas y sudamericanas; cuando observas este universo, te das cuenta que hay una gran belleza que compiten muy bien con lo que tenemos en Oaxaca”.
Francisco Martínez es arquitecto por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, laboró durante casi 20 años de ese jardín emblemático reconocido como uno de los 10 mejores jardines de Norteamérica, por sus 900 especies nativas.
“Estuve 20 años encerrado, trabajando en el exconvento de Santo Domingo, tres años en la restauración y 17 años en el jardín. Ha sido mi escuela empíricamente y eso me motivo a que tenía que hacer algo por el planeta, me inspira saber que el lugar de dónde soy está dando mucho a toda la República”, cuenta el arquitecto de origen istmeño.
El estrés causado por largas jornadas de trabajo y la posible tendencia familiar a padecer ansiedad y depresión también fueron alicientes de este proyecto al que posteriormente llamó Vives Verde.
“En ese tiempo llegaba a podar y a ver las aves. Hasta que un día pensé ‘de aquí soy’, esto me puede curar si el día de mañana tengo depresión. Ahora que está terminado vemos que sí cura”, comenta el arquitecto.
Martínez puso fin a su relación laboral hace tres años y comenzó a invertir en su proyecto personal inspirado en su escuela y en el jardín de la UNAM, dos de los más importantes del país por sus especies endémicas, catalogadas de gran importancia para el mundo.
Francisco cuenta que cuando su madre vio el lugar, aún sin concluir le dijo: ¿qué estás haciendo?, ¡estás loco!
“La gente no está acostumbrada a invertir en la vida, sino en cosas, yo no lo vi de esta manera, quise saciar la parte sensible de mi ser”.
En palabras del paisajista, Vives Verde es un espacio en donde la gente puede venir a disfrutar, a leer, a ver las aves y a conocer las variedades de especies que en otros jardines de la República no hay.
Las más de 200 especies provienen de diferentes estados, países y regiones del estado, principalmente de climas áridos. En el diseño de este lugar se han utilizado mayormente materiales de Oaxaca.
Pero en su espacio, además de las especies naturales, hay un resumen del conocimiento que el arquitecto adquirió de su relación laboral con ingenieros agrónomos, forestales, arquitectos, doctores en ciencias, maestros, artistas plásticos como Rodolfo Morales, Francisco Toledo, Jorge DuBon, José Villalobos y Jorge Yázpik, pero sobre todo de su relación con la gente y las condiciones del estado de Oaxaca.
Parte de la originalidad de este concepto, creado con la base del paisajismo, es que no solo es un jardín con plantas bellas y exóticas, sino que busca transmitir un mensaje para sensibilizar a la población sobre la importancia de cuidar nuestro entorno, y reconocer que el desarrollo cultural de Oaxaca está ligado también a los valores naturales, los cuales han propiciado que el estado sea considerado como uno de los más diversos de Latinoamérica.
El jardín está abierto al público a partir del domingo y atenderá a grupos de escolares, a quienes Francisco Martínez quiere compartir su gusto y sus conocimientos.
El arquitecto recuerda que como sociedad hemos olvidado prestar atención a nuestras especies naturales. Aunque dice, de 1998 para atrás “estábamos peor”.
“El Jardín Etnobotánico ─reitera─ ha sido un punto de inspiración. Estábamos amolados, pero se tuvo la idea de asesorar a los municipios en el cuidado de sus bosques, pero sobre todo en el impulso a las plantas nativas, para evitar que se mueran por las plagas, de las cuales no se tienen los recursos para combatirla”.
Desde su perspectiva el Jardín fue una referencia para que en muchos lugares ya quieran una Primavera en lugar de un Ficus, que le hace tanto daño a la tierra. “Vamos poco a poco, pero ciertamente hay municipios que prefieren pavimentar calles porque las plantas no dan votos y una pavimentación sí”.
Francisco Martínez impulsa desde hace tres años, la reforestación con plantas nativas y representativas de cada municipio del estado para darle a cada uno su propia identidad.