Nadia Altamirano
En una encrespada entidad por los conflictos político sociales, el contenido de la Ley de Seguridad Interior es interpretada por la coordinadora adjunta de Consorcio Parlamentario y la Equidad Oaxaca, Yesica Sánchez Maya, como “una dedicatoria” para los movimientos sociales.
Sin embargo, advirtió que la sustitución de los cuerpos policiales por las Fuerzas Armadas puede acrecentar el clima de violencia de una guerra sin estrategia que el Gobierno Federal declaró al crimen organizado.
“Hay un poco de desconcierto y todavía no se ha logrado dimensionar totalmente la implicación de esta Ley, el concepto que da del uso legítimo de la fuerza es temerario”, analizó.
Para dar fuerza a su aseveración recordó que el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) ha advertido que el 86 por ciento de los civiles asesinados implican “muertes letales”.
Después de su participación en la mesa de análisis sobre la Ley de Seguridad Interior realizada ayer en este ciudad como parte del Foro “La paz bajo asedio”, Sánchez Maya dijo que contrario al intento de evitar los abusos de la fuerza pública “está Ley los legitima”.
Lo que es peor, “ya no podemos alegar ilegalidad e inconstitucional”.
En sí a quienes defienden los derechos humanos “nos deja sin ningún tipo de argumentos para interpelar el respeto a la Constitución. Pueden allanar, pueden entrar, se van a saltar el pacto federalizado, no me importa si tú quieres o no como gobernador yo voy a imponer fuerzas del Ejército”.
Da formalidad también a la guerra contra el crimen organizado, acrecentando la militarización, aunque en Oaxaca la presencia de la Fuerzas Armadas no es una novedad, como ocurre en otros 23 estados del país.
En ese contexto “el golpe principal viene para movimientos sociales porque habla de cómo acotar resistencias en proporcionalidad al tipo que sean, hay dedicatoria permanente para el asunto de los movimientos sociales”, insistió.
La aprobación hace unos días de la Ley de Seguridad Interior ha generado “un poco de desconcierto” en Oaxaca, pero “todavía no se ha logrado dimensionar totalmente la implicación, el concepto que da del uso legítimo de la fuerza es temerario”.
