• Mié. Abr 24th, 2024

«Yo no perdí»; María Elena Ríos reanuda sus sueños en la música

** Con “La otra cara del saxofón”, participa en CurArte Oaxaca, convocatoria en la que fue seleccionada**

NATHALIE GÓMEZ/@Nathalie_fx

Huajuapan de León, Oax.- Luego de haber sufrido intento de feminicidio, María Elena Ríos ha reanudado sus sueños musicales, se encuentra estudiando dirección orquestal y fue seleccionada en la convocatoria CurArte Oaxaca, hablando de “La otra cara del saxofón”, instrumento que toca desde que tenía ocho años.

“Yo no perdí, lastimaron mi piel, pero no lastimaron mis sueños, los pausé por algún momento, pero no me quitaron mi libertad emocional que es lo que a cualquier persona le hace sentir vivo, hay gente que sale a la calle, pero tiene un encierro mental, músico o no, creo que la música te da esa apertura”, compartió ayer, al saber que fue seleccionada.

CurArte Oaxaca, tiene el objetivo de impulsar acciones que fortalezcan el desarrollo cultural en la entidad y reanimar la economía de diversos sectores artísticos afectados por la contingencia derivada del Covid-19.

Fue impulsado por el Gobierno del Estado a través de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, que contempla la entrega de 80 estímulos económicos, cada uno corresponde a un apoyo de 10 mil pesos, entregados en una sola exhibición, para lo que los participantes deben entregar un video de entre 15 y 30 minutos de duración.

María Elena, explicó que en su proyecto analiza cómo, desde pequeños, en los pueblos, prácticamente es casi una ley que se toque sin pensar por qué en las piezas, los jarabes, sones, chilenas, algunos danzones o boleros.

“Lo que yo propuse en el proyecto es hablar un poco de mi instrumento, el saxofón, cómo es que llegó a México y al estado, en qué contexto se encontraban, por qué se toca de esa manera la música y empaparse más allá, en la ejecución, no sólo de la música tradicional”, explicó.

Este tiempo de confinamiento por el Covid19, dijo que es muy drástico para músicos o no; porque se está acostumbrado a salir todo el tiempo.

La joven mixteca, aprovechó para meterse a un curso de dirección orquestal, uno de varios proyectos que tiene, pues considera que, dentro de la música, uno de los retos más difíciles es dirigir pues “hay que ser muy minucioso, de mucha práctica, del conocimiento de cada instrumento y cada voz, para hacer funcionar ese volumen, esa banda, esa orquesta”.

Tras el ataque con ácido que sufrió el 9 de septiembre de 2019, que la alejó de la música durante casi cinco meses que estuvo en el hospital, tiempo en el que pudo abandonarlo todo, pasó todo lo contrario, “mis proyectos se pausaron, pero no se truncaron, reanudarlos es una forma de celebrar que sigo viva”.

Y es que su saxofón, luego de que no puede asistir a su hospital porque fue designado un área para atender el Covid-19 en la Ciudad de México, se ha convertido en una gran herramienta para terapia.

“Me sigue costando mucho porque mi boca no está en su lugar, al incorporar mi ‘O’ en la boquilla, se regresa mi boca, y va poco a poco, es muy terapéutico a lo que decidí dedicarme, gracias a Dios, no me está yendo mal, voy poco a poco y realizando los proyectos que tenía contemplados”, señaló.

Compartió que sus cicatrices se vuelven complicadas con las temperaturas, con las altas se hinchan y le dan comezón, cuando tiene que hacer contención de su aire, le molesta porque donde está la cicatriz, la sangre no circula como debe ser, le pica y duele.

Por ello se ha ajustado a ciertos horarios, a buscar un lugar fresco para ensayar, esperar a que la temperatura baje, estudiar por las noches, para que diario practique un mínimo de dos horas.

Trata de rendir durante el día y le cuesta dormir por las noches, confesó: “mi piel es muy molesta, así que tengo qué ingeniármelas, para que el tiempo que le dedico a mi instrumento sea de calidad”.

María Elena aprovecha su compleja situación para decirle a la gente que tiene que cumplir sus sueños, más aún cuando se ha sobrevivido a algo.

“Yo me identifico mucho con un personaje que sobrevivió al encierro de Hitler, Edith Eger, quien dice que tiene que enfrentar lo que la guerra le dejó para sanar, sobre todo para perdonarse, porque si deja de hacer lo que le gusta, incluyendo el no regresar al lugar en donde Hitler la privó de su libertad, entonces habría ganado Hitler y eso no lo iba a permitir”.

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