- Para calmar el dolor de los más de 4 mil 800 días de violencia que ha vivido en su natal San Juan Copala, Emelia eligió la sororidad y resiliencia. Con sus recursos y su voz acompaña a otras mujeres triquis como mediadora, como mujer pacifista que ha vivido y sufrido el desplazamiento forzado.
Texto: Diana Manzo / Página 3 / El Muro / ItsmoPress
Video: Karen Rojas Kauffmann
OAXACA, OAXACA.- Esos ojos negros hablan más que la voz que expresa la palabra. Emelia habla de la justicia, como un valor moral que aún no llega para calmar la violencia que viven las mujeres triquis como ella. Su anhelo es la “unificación” de un pueblo indígena llamado San Juan Copala que desde hace mucho que no vive la paz social.
En 2006 –el año del movimiento popular magisterial de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca–, resurgió la violencia en esta comunidad indígena de la mixteca alta de Oaxaca.
Desde entonces las mujeres triquis han sido “botín de guerra”, explica Emelia. Apunta: “las mujeres” son ahora las que negocian y las que también han desaparecido en esta disputa por territorio.
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