** Adolfo de Jesús Contreras Guzmán, tiene cuatro años trabajando como policía municipal, hoy se debate entre la vida y la muerte en completa incertidumbre, ya que le fue detectado cáncer**
NATHALIE GÓMEZ/@Nathalie_fx
Huajuapan de León, Oax.- Les preocupan las amenazas en su contra, perder su trabajo o cualquier otra represalia por parte de las autoridades, porque aseguran que ya las han sufrido, pero se atrevieron a alzar la voz. Son los policías municipales de Huajuapan que exhiben el abandono en el que se encuentran.
Carecen de seguridad social, y esto ha propiciado, entre otros problemas, que Adolfo de Jesús Contreras Guzmán, quien tiene 25 años de edad y cuatro trabajando como policía municipal, se debata entre la vida y la muerte en completa incertidumbre, ya que le fue detectado cáncer y no tiene apoyo del gobierno.
El cáncer silencioso le permitió laborar hasta el pasado 20 de agosto. Los síntomas empezaron a surgir tras un examen físico que hicieron en la corporación para obtener ascensos y él, quien cuenta con bachillerato, fue uno de los que acudió, hace un mes.
Luego del esfuerzo físico, se le inflamó su garganta y comenzaron los demás síntomas, cuando acudía al consultorio médico no había servicio porque las instalaciones estaban tomadas por los taxistas, acudió a farmacias similares y lo mandaron a hacer análisis de sangre y varios estudios y luego otros más, donde confirmaron los resultados.
“Todo este tiempo ha trabajado con un chaleco que pesa 13 kilogramos, es armado, tiene arma larga. Ahora tiene desviada la columna y le diagnosticaron cáncer avanzado, el cual ya le abarcó los riñones, el hígado, pulmones y garganta”.
Así lo expresó Rosario Contreras Guzmán, hermana de Adolfo, quien lleva 13 años laborando también como policía municipal, y que denuncia con lágrimas que, de parte de las autoridades, no están recibiendo ningún tipo de apoyo, “solamente consuelo, pero no sirve de nada”.
Junto con sus compañeros de ambos turnos en la corporación, exigieron lo justo para los trabajadores pues en cuanto tienen problemas de salud se les manda al consultorio del gobierno municipal que a veces no cuenta ni con paracetamol ni naproxeno.
“A las personas que tienen diabetes, en ocasiones no les pueden dar ni metformina o laritol, ya no llevan ni un control porque ya no hay medicamentos, a veces los que dan son caducos, ya basta”, refieren.
Ahora que se tiene un problema grave, a Adolfo se le envió al hospital general Pilar Sánchez Villavicencio y aunque las citas estaban disponibles hasta diciembre, se acordó una para el miércoles en el Hospital de alta especialidad de Oaxaca, donde le tratarán de salvar los órganos y la vida.
Medicamentos, quimioterapias y radiaciones es lo que se viene para Adolfo, y de acuerdo a la orientación que recibieron sus familiares en el hospital, los gastos serían “arriba de los 80 mil pesos, mismos que pueden ser mensuales, quincenales o semanales”.
“La única esperanza que nos da mi hermano es su experiencia y juventud, confiamos en que puede salir adelante por la fuerza que tiene pero el gobierno lo único que nos da son largas, nos ofrecen 50 mil pesos nada más, esa era su propuesta, pero eso es para nosotros una burla, no nos sirve, necesitamos que se cubra al 100 por ciento los gastos de él como trabajador del municipio que siempre se ha entregado, nunca ha faltado ni ha sido arrestado”, apuntó su hermana.
ENCARAN A REGIDOR DE SEGURIDAD
No es la primera vez que policías se sienten abandonados por las autoridades y por eso los integrantes de la corporación iniciaron un paro laboral en el que piden ser asegurados y que se les pague un retroactivo que queda pendiente desde hace varios meses y de lo que no les han dado ni una fecha de pago.
“Ha habido muchas injusticias y nosotros siempre nos hemos callado todas las carencias de la corporación, por el hecho de tener uniforme no podemos levantar la voz, además de que la gente siempre emite comentarios sin saber cómo estamos, qué herramientas tenemos, es más, es la fecha que no nos han dado uniformes”, condenaron.
Iniciaron con una concentración en el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) y luego realizaron una marcha al centro de la ciudad, donde exigían la atención por parte del presidente municipal Manuel Martín Aguirre Ramírez, pero sólo acudió Agustín Vargas Ramírez, regidor de Seguridad Pública.
Enardecidos, reclamaron al funcionario su abandono y le pidieron que el gobierno municipal se comprometa a ayudarlos, pero de manera escrita y con el compromiso que se requiere, porque “las palabras se las lleva el viento”.
“Ayer platiqué con los familiares…” había dicho el regidor una vez concentrados en el parque Independencia, cuando fue interrumpido para que se le pidiera antes que nada que no querían represalias de ningún tipo, como había ocurrido ya la vez pasada, cuando tenían pendientes algunos pagos y se había reclamado.
“Usted lo sabe, a la licenciada Marita Rojas también ya la dieron para abajo, y va a checar su situación, o sea que también ya empezaron con ella, no la vamos a dejar sola, ya basta de tantas injusticias”, le dijeron, solicitando la presencia del presidente municipal, el regidor, que hablando con ellos sostenía una llamada telefónica con alguien, quería saber los nombres de las personas que le estaban hablando pero ellos se negaron, diciendo “no, somos todos”.
“Nunca podemos hablar porque toman represalias en contra nuestra, siempre nos apartan y nos amenazan, o te calmas, o te callas o te sales o te corremos, empiezas tú y comienzan a rodar cabezas, es lo que siempre nos dicen regidores y directores si pretendemos levantar la voz, por eso se ha despedido a personas en ésta y otras administraciones injustamente”, denunciaron.
Y es que el riesgo de un policía, denuncian, es demasiado. Por ejemplo, hace un mes circulaban por el panteón municipal 16 de septiembre, cuando a los policías les gritaron desde una azotea que les había llegado su hora y les comenzaron a disparar con armas de fuego.
Los policías armados contestaron la agresión y así, quienes los habían atacado, se retiraron del lugar. Uno de los policías que repelió la agresión es Adolfo, quien pudo escapar de las balas ese día pero ahora lucha por su vida contra el cáncer.