Diana MANZO / Corresponsal
JUCHITÁN, Oax., (#pagina3.mx).- Un fuerte y prolongado zumbido, el llanto de los perros, el canto desesperado de los gallos y una gran oleada de polvo fue la primera llamada con que se presentó el terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter, el más fuerte de la historia de México y el que sacudió con mucha más fuerza al Istmo de Tehuantepec.
No hubo exclusión para nadie, desde el más pequeño hasta la persona de más edad le sintió.
Los efectos vinieron una vez que transcurrieron los 70 segundos más largos de la historia de todo istmeño, y es que la fuerza con que la tierra sacudió los hogares, se ha tornado inolvidable. De inmediato las familias comenzaron a salir de sus hogares.
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