La Heroica Ciudad de Tlaxiaco se encuentra en la Mixteca Alta Oaxaqueña. Justo ahí, donde mexicanos y franceses se batieron durante la Segunda intervención francesa.
El nombre de la región se debe al juego de pelota. Entre las lides de personajes ilustres, provenientes de esta tierra de origen bélico y lúdico, se encuentran Yalitza Aparicio, Patricia Reyes Espíndola, Nancy García, Maya Sérbulo y la actriz, guionista y directora Ángeles Cruz, quien comenzó su carrera en el teatro y actualmente se desarrolla como guionista y directora; realizando ya un par de cortometrajes en este campo.
Ángeles Cruz ha formado parte del elenco en películas como ‘Espiral’, ‘El Violín’, ‘The Girl’, y ‘Monstruo de mil cabezas’. (Ángeles Cruz)
Ha formado parte del elenco en películas como ‘Espiral’, ‘El Violín’, ‘The Girl’, y ‘Monstruo de mil cabezas’. La oaxaqueña asegura que su compromiso siempre ha estado en la orilla, desde la presencia anónima en las marchas y la búsqueda de información, el estar enterada de las guerrillas clandestinas y los luchadores sociales perseguidos y desaparecidos.
Aquí una entrevista con este gran talento, que próximamente, nos presentará ‘Nudo Mixteco’, una historia sobre la sexualidad de las mujeres indígenas, y de cómo éstas experimentan el placer dentro de un círculo cerrado.
¿Qué es lo que tiene Tlaxiaco, Oaxaca, para ser el semillero de artistas que es hoy en día?
Considero que en todos los lugares hay personas talentosas y capaces, las circunstancias de pobreza y marginación de nuestras comunidades hace muchas veces difícil el camino para seguir una vocación artística. Pero eso no quiere decir que no haya talento en todo el país.
¿Sentiste que a Yalitza Aparicio se le dio más atención que a otras actrices oaxaqueñas, como tú y Maya Sérbulo?
No cabe el comentario. Es entrar en una conversación absurda, la exposición mediática no tiene que ver ni con Yalitza, ni conmigo. Yo hago mi trabajo simple y llanamente y me emociona que se reconozca a otras personas.
¿Por qué decidiste estudiar la licenciatura en actuación en la Escuela de Arte Teatral de INBA?
Porque era muy tímida, y estudiar teatro significaba un gran reto y un gran aprendizaje de mi persona. Ya estando en la carrera descubrí que la posibilidad de estar en otros zapatos, la adrenalina de estar en un escenario y el vuelco que te da estar en un set, eso era mi vida. Ahí encontré maestros generosos que fomentaron mi crecimiento como artista y como persona.
¿Cuáles fueron tus primeros acercamientos con el teatro?
Estudié en el CEDART Miguel Cabrera en Oaxaca. Mi maestro Sergio Santamaría me enseñó las primeras cosas; le agradezco infinitamente su paciencia y amor.
¿Y en el cine?
Fue un acercamiento que hice primero como público, me fascinan las películas, de niña vi como 100 veces ‘El joven Juárez’ (1954) una película que mi papá tenía y que llevaba a los pueblos con un proyector de 16mm. La vi durante toda mi infancia, cuando llegué a la CDMX, me escapaba de las clases de Historia del arte para ir a la Muestra de la Cineteca, no tenía dinero, así que ahorraba para comprar un bono, y no me perdía ninguna.
Saliendo de la carrera, me llegó la oportunidad de hacer ‘La hija del puma’ y aquí sigo, disfrutando como actriz, directora y guionista. Feliz, emocionada y agradecida.
¿Por qué decidir actuar en algo como ‘Lo que callamos las mujeres’?
(Risas) ¿Es prejuicio? Cuando me invitaron a participar, recuerdo que me tocó un caso de una mujer violentada en su hogar, había una investigación seria, me llevaron a los albergues a platicar con las mujeres, antes de hacer el programa y había en ese entonces varias instituciones y ONGs involucradas, por eso me interesó. Cumplí mi ciclo ahí, de la manera más profesional y comprometida. Aunque el ritmo de la televisión implica otras cosas en cuestión de calidad y factura; prefiero el cine y el teatro, se construye desde otro lugar.
‘El violín’ (2005) es una cinta mexicana sobre la guerrilla, que intenta existir frente a la opresión del ejercito, y en donde representas, precisamente, a una jefa guerrillera. ¿Qué tan comprometida estás ahora con el EZLN y el subcomandante Galeano, qué tanto había de ti en ese personaje?
Siempre he admirado la lucha social en este país, desde todas las trincheras, recuerdo pláticas con mi padre cuando no queríamos hacer algo, nos ponía de ejemplo a Lucio Cabañas y a Genaro Vásquez, que luchaban en la montaña de Guerrero por un futuro mejor para nosotros, aunque no nos conocieran.
Eso me generaba muchas preguntas; en la preparatoria y en la carrera, estaba enterada de las guerrillas clandestinas y los luchadores sociales perseguidos y desaparecidos, mi compromiso ha estado a la orilla, desde la presencia anónima en las marchas y la búsqueda de información.
El personaje en ‘El violín’ me dio la oportunidad de investigar más a fondo. Respecto al EZLN creo que han logrado grandes cambios desde una lucha mediática bien utilizada, no soy nadie para poner en la balanza sus logros, pero creo que son logros que deberían reflejarse en las comunidades indígenas de todo el país.
¿Cómo es ser dirigida por Åsa Faringer, en ‘La hija del puma’ (1994), donde le diste vida a Aschlop?
‘La hija del puma’ es mi primer película como actriz, obviamente no sabía nada de cine, la dirigió Ulf Hulberg y Åsa; trabajé básicamente con Ulf, desde la intuición y la confianza absoluta. Ulf me proporcionó todo el material de investigación que había hecho, por mi parte hice lo propio y tenía cosas en común con el personaje. Mi origen me ayudó a construir el alma y de ahí partimos en la confianza mutua.
¿Cómo llegaron las figuras de Ita, Justa y Alicia a tu vida, para dar forma a ‘La tiricia o cómo curar la tristeza’ (2012), cómo fue ese primer acercamiento con la dirección cinematográfica?
Rubén Luengas músico de ‘Pasatono’ fue el culpable, yo quería hacer algo respecto a la Tiricia; una persona cercana me había dicho que había sido abusada cuando era niña y yo no supe qué hacer, me quedé callada y ya no estaba en paz.
Rubén y yo estábamos en Washington con unos monólogos y música de ‘Pasatono’ presentando su disco de ‘La tiricia y otras historias’, le comenté mi inquietud de contar algo y me dijo que lo hiciera y que él me acompañaba, el guión lo hice junto con María Renée Prudencio, al final, el corto es una respuesta a eso que me confiaron, la dirección fue consecuencia de que tenía una historia que contar.
¿Cómo no heredar el abuso?
Con educación y rompiendo el silencio. Todos somos responsables, la confianza y el diálogo son imprescindibles para que las niñas y los niños puedan hablar, para que las mujeres no sean vistas como parte de un botín, para que los hombres entiendan un NO.
La Diosa de plata, un Ariel y la Palmita EFM del Tour de cine francés, ¿qué nos dicen los premios y cómo reaccionar ante ellos?
Los premios y los reconocimientos son un abrazo, pero no te puedes perder en ellos, no es la meta, pero son bien recibidos.
Háblame de lo que será ‘Nudo Mixteco’, sobre la sexualidad de las mujeres indígenas, y de cómo éstas experimentan el placer dentro de un círculo cerrado.
Siempre me ha preocupado las circunstancias de las mujeres en el mundo, yo soy una mujer que nació en una comunidad indígena y por eso hablo desde ahí; me gusta preguntarme y cuestionarme qué está pasando con nosotras, con nuestros deseos, con nuestra sexualidad y con nuestro placer. En un mundo tremendamente desigual, me cuestiono qué pasa en nuestra intimidad. Eso es ‘Nudo Mixteco’.
¿Por qué trabajar con Dolores Heredia y Noé Hernández?
Al final no pudieron coincidir los tiempos de Dolores Heredia, me hubiera encantado trabajar con ella; trabajé con actrices y actores profesionales que son: Myriam Bravo, Sonia Couoh, Aída López, Eileen Yáñez y Noé Hernández, porque creo en su talento, y en su profesionalismo; así como con personas de la comunidad en roles principales, todos llegaron a la película a través del casting, incluyendo a Myriam, Sonia y Noé que han estado en mis anteriores proyectos.
Háblame también de tu trabajo como guionista, ¿cómo fue el proceso de escritura de este guión?
Empecé con tres monólogos y ahí surgieron los personajes principales, el argumento lo trabajé en un taller con Laura Santullo, organizado por ‘Calenda audiovisual’ en Oaxaca a invitación de Luna Marán y de ahí salí con un primer tratamiento, trabajé con ayuda, comentarios y asesorías de Ignacio Ortiz, Michael Rowe, Lucía Carreras entre otros, a lo largo de tres años, al mismo tiempo que buscamos financiamiento a través de ‘MADRECINE’, productora formada por Lola Ovando, Lucía Carreras y yo. El proceso de escritura para mí es complicado, escribo en mi comunidad, me ayuda a concentrarme, hubo días donde avancé muy rápido y días de mucho pensamiento y reflexión.
¿Qué bibliografía te ayudó a escribirlo?
No usé un libro en específico. Soy una apasionada de la novela, leí mucho, pero nada en relación a ‘Nudo Mixteco’.
¿Se sigue viendo en las comunidades indígenas del sur de México, a la mujer sólo como parte de un proceso reproductivo?
Creo que desafortunadamente en el país y en el mundo seguimos arrastrando mucha desigualdad de género. Yo hablo desde mi comunidad, pero siento que es un espejo de lo que sucede en el mundo, ahora mismo en muchos lugares se discute sobre el derecho al aborto, la orientación sexual, el derecho a decidir con libertad sobre nuestros cuerpos…no es algo que suceda, sólo en las comunidades indígenas, es algo que sucede en todos lados y que me preocupa.
¿De qué manera afecta la migración en las mujeres indígenas?
¿La migración o la pobreza? La migración es una consecuencia. Mujeres y hombres salimos de nuestras comunidades en busca de mejores condiciones de vida, esto genera infinidad de posibilidades, los hombres que forman familias dobles, en un lado y otro, las mujeres que se quedan y se hacen cargo de la familia, las remesas y las desigualdades que generan al interior de nuestros pueblos, la separación de familias. Está complicado.
¿Cuándo quedará lista ‘Nudo mixteco’?
A finales de año.