Pedro MATÍAS
OAXACA, Oax. (pagina3.mx).- Al millonario Alejandro Murat Hinojosa le regalaron la gubernatura de un estado miserablemente pobre.
El dilema es que ahora Murat tendrá la difícil tarea de imponer las reformas estructurales de su amigo Enrique Peña Nieto. En particular, la Zona Económica Especial (ZEE) en el Istmo de Tehuantepec, con el riesgo de estallidos sociales o de ingobernabilidad cuando el magisterio oaxaqueño sigue rechazando la reforma educativa y la resistencia se ha extendido a comunidades.
Con la sospecha de que el retorno del PRI a la gubernatura fue “pactado” y que la “pulverización” del voto de las “izquierdas” formó parte de esa estrategia para conseguir inmunidad al “fracasado” gobernador del cambio Gabino Cué, la inconformidad con los resultados electorales fue trasladada a los tribunales y a las calles.
Aunque los números favorecieron al hijo del ex gobernador José Nelson Murat Casab, el caso se judicializó ya que los candidatos de la coalición PAN-PRD, José Antonio Estefan Garfias y del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Salomón Jara Cruz, respectivamente, fueron por la anulación de la elección sin lograrlo porque los tribunales ratificaron el regreso del dinosaurio.
“Oaxaca está de luto” fueron las consignas en la marcha en repudio a los resultados de la jornada electoral; sin embargo, a Murat Hinojosa poco le importaron esas frases porque el verdadero enemigo que tendrá que enfrentar es la resistencia magisterial, la oposición de pueblos a megaproyectos y el descontento social.
Según resultados del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), Alejandro Murat Hinojosa, de la coalición PRI-PVEM-Panal, obtuvo 479 mil 724 votos que representan el 32.03% de la votación; mientras que su cercano competidor fue José Antonio Estefan Garfias de la alianza PAN-PRD que contabilizó 387 mil 066 votos (24.96%) y el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Salomón Jara Cruz, sumó 353 mil 805 votos (22.81%) y Benjamín Robles del Partido del Trabajo, apenas alcanzó 169 mil 451 votos (10.93%).
Quienes se inconformaron cuestionaron a las autoridades electorales y la complicidad de los partidos políticos al preguntar en una pancarta monumental: “Ser gobernador con el 18% (del padrón electoral) ¿Es esta la democracia que nos ofrecen?”
La bienvenida al acaudalado gobernador electo fueron consignas como: “Murat, entiende, Oaxaca no se vende”, “No más murratas”, ¿Quién te eligió Murat?, “Murat…ni vaca, ni pendeja…tu hijo es el único Güey”, “Este rata no será mi gobernador”, “No a la imposición”.
La Gubernatura, un regalo
El fundador de la Universidad de la Tierra y activista social, Gustavo Esteva, fue directo al afirmar que el triunfo de Murat era “un resultado cantado, se lo dieron, se lo regalaron”.
Su afirmación la sustenta en la división programada de las llamadas izquierdas, que garantizó el triunfo del PRI con su voto duro.
“Aunque el PRI gana la Cámara de diputados y la Gubernatura, el resultado es terrible también para el PRI. Gana con 30% de los votos. No llega con una condición de legitimidad como la que se acostumbraba en el país con las trampas y trucos del PRI. Es apenas un poco más del voto duro pese a la corrupción que imperó en el proceso y la compra de votos”.
El escritor considera que el PRI ganó porque se pulverizó el voto en las izquierdas y aunque hubo una reacción anti-Murat por el apellido y el candidato, ganó porque le bastó el voto duro”.
Hizo hincapié que quien ganó realmente fue Morena, porque creció de manera desproporcionada con el voto de las y los maestros. Las encuestas reflejaban un antes y un después. Morena no había levantado con un pésimo candidato y ahora ahí está (se convirtió en la segunda fuerza política si no es que en la primera).
Al preguntarle quién ganó o quién perdió, aclaró que “el viejo PRI realmente murió. El dinosaurio no regresa porque murió en tiempos de Ernesto Zedillo y se ratificó en el año 2000, lo que ocurre es que se convirtió en una coalición inestable de mafias, de grupos organizados de corte mafioso que existen en cada estado y eso le alcanzó”.
Explicó que “ya no funciona el tipo de control vertical que existía y se asociaba a la mafia presidencial donde hasta el último cacique tenía que estar pendiente con el conecte del Presidente, con un país organizado por el PRI. Eso no existe ya”.
Cuando regresó el PRI intentó reconstruir esa estructura y el resultado son estas elecciones, se trató de funcionar como antes y fracasó. Ya no existe ese control de arriba para abajo.
Actualmente no es por la popularidad del Presidente, es la estructura misma. Ya no existe la presidencia imperial.
Y “en el caso de Oaxaca fue diferente porque poner a Murat fue una decisión presidencial, hizo a un lado a (Gerardo Gutiérrez) Candiani para imponer a Murat. Es un personaje que envía Peña. Y gana porque le regalaron la gubernatura”.
Ahí está la ruptura que hubo en la coalición PAN-PRD-PT. “Empiezan las diferencias entre Benjamín Robles y Estefan Garfias y Robles se va con el PT y ahí están los resultados, Garfias pierde dos veces con Murat. No era un candidato sólido. Sumando los votos con Robles (10%) le hubieran ganado a Murat”.
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