Patricia Briseño/ORO Noticias
OAXACA, Oax.- Cobija a cientos de artesanos que trabajan materiales como el carrizo, los derivados de la lana, la forja y la herrería y el tan famoso barro.
“En la actividad artesanal se emplean materiales locales y herramientas simples, además de técnicas manuales complejas”, comentó el director del Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca, Carlomagno Pedro Martínez.
Carlomagno explicó, por ejemplo, que en la fabricación de artículos de barro se combinan las manos de hombres y mujeres.
“El hombre extrae el barro de los bancos, acarrea arcillas y leña y realiza el quemado de la loza; la mujer por su parte, prepara las pastas, las moldea, seca, pinta, engreca y hornea”.
Sin embargo, el también maestro artesano del barro negro resaltó los riesgos en la salud de los trabajadores, ya que “poco a poco ven deteriorada su salud, sobre todo por las condiciones en que desarrollan su labor”.
Ejemplificó el caso de las mujeres que elaboran vasijas, pues corren el riesgo de sufrir quemaduras o varices, ya que permanecen largas horas de pie, o también pueden padecer enfermedades bronco-respiratorias por la exposición diaria a la combustión de la leña.
Ante ello, la Escuela Nacional de Cerámica (ENC) y la Fundación Alfredo Harp Helú (FAHH) apadrinan la construcción de hornos de leña libre de humo en distintas regiones de la entidad desde 2018 a la fecha.
El grupo Mujeres del Barro Rojo, conformado por 11 artesanas y jefas de familia del municipio indígena de San Marcos Tlapazola, en el distrito de Tlacolula, encabezado por la maestra Macrina Mateo, recibió en donación el primer horno libre de humo en julio de 2018.
Macrina elabora piezas de barro desde los nueve años y desde esa edad ha visto cómo las mujeres en casa enfrentaron enfermedades progresivas, bronco-respiratorias, de riñón y daño en pulmones y presión arterial elevada, todas ellas relacionadas con los procesos para fabricar loza de barro.
Características
Este grupo de Tlapazola como en muchas comunidades alfareras en el país, realizaban la quema tradicional a ras de suelo y a cielo abierto, antes de contar con el nuevo horno, explicó Erick Chávez Santiago, integrante de la Coordinación de Arte Popular de la Fundación Alfredo Harp Helú.
Entonces, el ingeniero Yusuke Suzuki y el doctor David Aceves, de la ENC, capacitaron a Macrina y sus compañeras, junto con un grupo de artesanos provenientes de la Sierra Norte, la Mixteca y los Valles Centrales.
“Durante la construcción del horno se impartió una capacitación práctica y teórica sobre su diseño y su combustión”.
El horno de tiro invertido se construye con 95% de materiales locales, reduce 50% la cantidad de leña utilizada en comparación con la quema tradicional, reduce significativamente las emisiones de humo al medio ambiente y protege la salud de las artesanas al no exponerse “al humo y a las altas temperaturas durante la quema”.
El diseño, los materiales y herramientas para la construcción del primer horno en Oaxaca fueron donados por la Escuela Nacional de Cerámica, con sede en Tapalpa, Jalisco; por su parte, el grupo de Mujeres del Barro Rojo se comprometió a instalar una plancha de concreto y el techo para cubrirlo.
Replican diseño de horno.
Durante la etapa de construcción la institución académica capacitó a un constructor para poder replicar más hornos en Oaxaca, y que la organización altruista (FAHH) mantiene vigente con la donación a grupos de artesanos.
Reforestan para banco de leña
A la puesta en marcha de los hornos en forma paralela se realiza la reforestación de árboles entre las especies de huamúchil, tepehuaje y huaje, para la creación de un banco de leña para la comunidad, y con esto apoyar un proyecto más que pueda ser autosostenible.
¿CÓMO LLEGÓ ESTE HORNO A MÉXICO?
La Escuela Nacional de Cerámica (ENC) se ubica en Jalisco. Su misión se enfoca en la conservación, creación, innovación e investigación de la cerámica en México.
Con esta premisa, la escuela invitó en 2017 al maestro japonés especialista en construcción de hornos, Masakazu Kusakabe, quien construyó el primer horno de leña libre de humo en México. Posteriormente, el ingeniero Yusuke Suzuki y el equipo de la ENC adaptaron este horno a las necesidades de los alfareros mexicanos, logrando así la construcción del sexto horno en el país.
Actualmente en la FAHH ha acompañado a familias alfareras de Ocotlán de Morelos y San Antonino Castillo Velasco, además de las comunidades de Santa María Atzompa, Tamazulápam en la Sierra Mixe, y Santo Domingo Tonaltepec en la Mixteca de Oaxaca.