**El reto, conseguir su pase para los juegos olímpicos del 2020**
NATHALIE GÓMEZ/@Nathalie_fx
Fotos: Cortesía
Huajuapan de León, Oax.- La música del DJ Valencia se escucha al fondo, con la sencillez que le caracteriza, el joven de 24 años se prepara para echarse un clavado en la alberca, firmar autógrafos y convivir con la gente que desee hacerlo. Lo importante: dar el mensaje de que tienes que realizar tus sueños, por muy imposibles que parezcan.
Es Irving Acosta Reyes, quien durante dos meses y medio, participó en el Exatlón México, pero concluida la semana 10, tras un percance en la avioneta en la que viajaban, junto con seis compañeros más del equipo de Contendientes, el equipo azul, decidió dejar la competencia.
CICLISMO ACROBÁTICO, SU PASIÓN
Tenía 13 años de edad cuando se enamoró de las bicicletas y actualmente, 11 años después, el ciclismo acrobático es su pasión y su vida, lo que le ha llevado a viajar constantemente dentro y fuera del país.
Originario del puerto de Veracruz, Irving tiene poco más de tres años radicando en Huajuapan de León, Oaxaca; ciudad que visitó por primera vez en 2010, donde ha contado con el apoyo y hospitalidad de su amigo Alan Lara, quien representa a un grupo de alrededor de 50 ciclistas.
En el parque Bicentenario de esta ciudad, se encuentran las rampas que se han convertido en el lugar de entrenamiento de los ciclistas acrobáticos de Lara Bikes.
Por su constante preparación, Irving Acosta hoy en día da exhibiciones, ha estado en varios estados del país, de punta a punta, desde Cancún hasta Coahuila, pero también ha representado a México en Europa, en Londres, España, Francia, Costa Rica.
EXATLÓN SE INTERESÓ EN ÉL
Luego de que la producción de Exatlón, programa televisivo de competencia deportiva, vio su perfil como deportista, se interesó en que Irving formara parte del equipo de Contendientes, por lo que fue citado en la Ciudad de México donde le realizaron varias pruebas.
Después de ellas, continuó con las exhibiciones que tenía pendientes y al culminar, recibió la llamada telefónica en la que le avisaron que tenía que presentarse nuevamente en la CDMX.
Al asistir, fue entrevistado y ahí mismo le informaron que él formaría parte de los 10 seleccionados, los deportistas de alto rendimiento que dejaron fuera a cientos de atletas interesados.
Reconoció que al llegar a República Dominicana, fue difícil adaptarse a cosas que no hacen en México o dentro de sus disciplinas deportivas, por ejemplo, los circuitos que tenían que pasar, los tiros con objetos pesados, la alimentación de dos veces al día, los horarios y el estar prácticamente incomunicado.
“Extrañé todo porque no sabemos cómo está nuestra familia, extrañaba mi deporte, no tenía celular, ni televisión, nada, pero pese a todo, traté de desempeñarse lo mejor posible”, compartió.
Abundó que esta experiencia le dejó un gran aprendizaje: “el convivir con personas que no conocía y que de una noche a otra nos dicen que seremos equipo, que nos conociéramos y que estaríamos juntos hasta salir; entrenar deportes diferentes al tuyo, el sentido de competencia entre ambos equipos y conocer a grandes personas tanto de los rojos como los contendientes, en fin el Exatlón es algo muy padre”.
LA SALIDA
Después de ganar El tablero, concurso con el que ganaron dinero que les permitió ir de compras y a comer, hubo un incidente en la avioneta en la que viajaban de regreso a la isla del Exatlón.
La mitad del equipo de los azules con parte de la producción se fue en un primer viaje pero en el segundo, con la otra mitad, la avioneta tuvo fallas y casi se cae, pero el piloto logró estabilizarla, lo que provocó golpes leves en los tripulantes.
“Cuando lograron aterrizar estaban espantados, dijeron que se querían ir a sus casas y por la situación, en la producción nos dieron la oportunidad de tomar la decisión de irnos o quedarnos, habíamos acordamos irnos todos como equipo, aunque yo les dije que tenía muchas ganas de continuar pero por solidarizarnos, me regresé con ellos”, mencionó.
Dijo que más que molestarse, los contendientes que salieron del Exatlón se sorprendieron porque habían acordado que como equipo iban a salirse todos, pero a última hora decidieron quedarse tres integrantes, pues era una determinación individual.
DE VUELTA A SUS RETOS PERSONALES
Reconoce que le quedó la espina de seguir, se pregunta de pronto qué habría pasado si se hubiese quedado, pero ahora debe seguir con su deporte, volver a retomar su ritmo.
Agradeció el apoyo que recibió de mucha gente no sólo de Huajuapan o Veracruz sino de muchos lugares de México que siguen el programa y particularmente, al equipo azul y a él.
“No sabía cuánto apoyo estaba recibiendo porque estábamos incomunicados, no nos enteramos de qué estaba pasando acá pero ahora que salgo, me doy cuenta de todo el apoyo que nos daban y la verdad estoy muy agradecido con todos y me gustaría saludarlos si ando por sus ciudades”, destacó.
En lo que resta del año, Irving va a entrenar fuerte y volver a retomar su ritmo y condición en el ciclismo acrobático porque hacía varios años, no dejaba de entrenar por más de una semana y estos dos meses y medio, confiesa, se resienten mucho.
Ahora, su mayor reto, es ir a competencias internacionales los primeros meses del 2019, sobre todo a las avaladas por la Unión Ciclista Internacional (UCI), pues son las que dan puntos para los juegos olímpicos que vienen en 2020.
Ese será el primer año en el que el ciclismo acrobático o el BMX Freestyle será parte de los juegos olímpicos, por lo que Irving quiere conseguir su pase para ir representando a México.
Sus amigos ven con su regreso, la oportunidad de visibilizar la situación difícil de otros deportes que no son ni el futbol ni el basquetbol o el beisbol, disciplinas que cuentan con el mayor apoyo económico y de difusión en las instancias gubernamentales, y que no lo hacen con el ciclismo acrobático, por ejemplo.
Irving Acosta no sólo tiene el reto de continuar con su entrenamiento intensivo, sino recaudar fondos para las competencias internacionales de los primeros meses del 2019 y por supuesto, para los olímpicos de lograr el pase.
Y es que, por cada competencia a la que ha acudido fuera del país, ha tenido que recaudar al menos unos 50 mil pesos, buscando patrocinadores, ahora vendiendo fotografías y monquis (llaveros con su figura) y apoyándose de amigos que ha hecho para reducir gastos en hospedaje.
Esperó que a raíz de que el BMX sea parte de los encuentros deportivos más importantes que existen a nivel internacional, haya más apoyo gubernamental, mientras eso sucede, tienen que seguir “picando piedra” para que pueda cumplir sus sueños.