Las Otras verdades / Eduardo Cruz Silva / APIM
Aunque la disputa por la gubernatura de Oaxaca se veía una carrera parejera entre el abanderado de la coalición PRI-PVEM Alejandro Murat Hinojosa y el ex priísta Pepe Toño Estefan Garfías de la coalición PRD-PAN, la tendencia oficial de la votación hasta estos momentos apunta a una estrepitosa derrota para el actual gobernador Gabino Cué Monteagudo y su personero de juegos sucios y tiernos Jorge “el coco” Castillo.
La construcción de la candidatura de Pepe Toño se edificó con un entramado de truculencias y actitudes viciadas en las cuales el papel del famoso “coco” Castillo jugó un papel relevante pues en sus manos quedó toda la operación política que colocó a Estefan Garfías como candidato, haciendo a un lado a otra finísima persona “el cara sucia” Benjamín Robles Montoya, que ante el desaire perredista se fue a refugiar y a destilar su veneno al Partido del Trabajo.
La jornada electoral se realizó con incidentes menores que en nada empañan los resultados y desde primera hora se auguraba una buena afluencia de votantes a las urnas, tal como ocurrió. Para aquellos que sufrieron la derrota, las justificaciones y la búsqueda de culpables se dieron desde anoche mismo. Cada uno con su propia versión de derrota, atribuida a todo, menos a sus malos candidatos y campañas mediocres que no calaron en el ánimo de los electores.
El mapa geopolítico de Oaxaca, se verá modificado notablemente tras el conteo final de los votos, pues la franquicia del mesías tropical Andrés Manuel López Obrador, se erigirá como la segunda fuerza electoral de la entidad, desplazando al PRD y mandando a un cuarto o quinto lugar al PAN. Con ello, será necesario sacudir la estructura hasta sus cimientos de ambas dirigencias si quieren mantener una posición competitiva a futuro.
Augurábamos que el PRI perdería de seis a siete diputaciones locales, gracias a la venta de garaje que realizó su dirigente estatal Alejandro Avilés Álvarez, pero puede ocurrir que el descalabro sea mayor y pierdan al menos una decena. A lo anterior, hay que agregar una buena cantidad de municipios arrebatados por otros partidos que aprovecharon la mala selección de candidatos priístas.
El triunfo de Alejandro Murat Hinojosa, se pude entender por el hartazgo y decepción que provocó el gobierno de Gabino Cué Monteagudo, el cual constituyó un gobierno de cuates y cuotas que en transcurso del tiempo se fue desdibujando por inoperante y cayó en las mismas prácticas y corruptelas que fueron su bandera de lucha para ganar la gubernatura hace seis años.