Por Horacio Corro Espinosa
Seguramente a mucha gente le gustaría ser político. No sé si te hayas puesto a pensar en la habilidad que se necesita para poder saltar de una responsabilidad a otra porque, por ejemplo, hoy se puede ser director de deportes y mañana secretario de turismo; y para cambiar así de rápido de chompeta, no es nada fácil.
Por la plasticidad que tiene la política en México, es muy fácil que cualquiera se convierta como por arte de magia, en un político simplemente porque así lo decidió el Mago Merlín; y el que recibe tal encomienda, la acepta gustoso porque sabe que en cualquier posición que se le otorgue, nuca cometerá errores porque nunca un así lo decretó el señor de las importancias.
Hoy, como sabemos, muchos andan tras el hueso, y para obtenerlo, son capaces de decir que saben hacer y hablar de todo. Cualquiera de estos políticos pueden ser hoy el secretario del medio ambiente y mañana encontrará acomodo en la Secretaría del trabajo; el próximo lunes ya tendrá lugar asegurado en la Comisión de zonas áridas; para el martes podrá usar una cachucha como jefe de la policía; el miércoles lanzará su candidatura como diputado local o presidente municipal; el jueves comerá con los campesinos de la región zapoteca; el viernes será inspector de la Profeco; el sábado se lucirá como director de auditorías y buenas conciencias y etcétera.
¿A poco no se habían dado cuenta que así son nuestros políticos? Son unos verdaderos mil usos. Hoy te pueden hablar de economía, y de salud, y de contaminación ambiental, y de carreteras, y de secuestros, y de rastros y panteones, y de criminología, y de la frivolidad del zancudo. La verdad es que los políticos son unas verdaderas chuchas cuereras.
Siempre me he preguntado si en realidad estos políticos están preparados específicamente en algo, porque siempre saben algo de todo un poco. Ellos nunca se quedan callados ante cualquier tema, y lo curioso, nunca los ves con un libro bajo el brazo, ni mucho menos tienen libros cargados en su teléfono celular. Pero qué tal, los vemos que van y vienen, e investigan, y trabajan, y declaran, y calculan, y estiman, e imponen, y discuten, y corrigen, y dominan, y piensan, y hacen comisiones, y sepa la bola cuántos verbos más.
Ellos siempre nos dicen y nos explican todo lo que hacen porque lo que hacen, siempre lo hacen con conocimiento de causa, así dicen, y nunca improvisan.
Cuando les dan una nueva chamba, todos dirán lo mismo: que pondrán en ella todo su esfuerzo y todo su empeño, que serán fieles a la institución, y que llegan a ese lugar para servir, no para buscar un beneficio personal. ¿No me creen? En unos cuantos días estaremos escuchando estas cantaletas. Ya verán.
En unos días más, también, vamos a tener de vuelta a muchos políticos conocidos, más bien, revividos. Muchos de ellos ya nos saquearon, ya nos humillaron, ya nos ultrajaron, ya nos pisotearon, pero todo lo sucedido fue por causas fuera de la voluntad de ellos. Así es el actuar de nuestros políticos. Ellos siempre nos han querido servir desde el poder y han puesto su mejor esfuerzo en cada chamba que han tenido. En realidad ellos son los patriotas, los fieles devotos, pero al hueso.
Pero volviendo a la pregunta que les hacía inicialmente. ¿Te gustaría ser político? ¿Tendrás la capacidad intelectual y moral de esos hombres que tratan de servirnos desde todos los cargos que han tenido y que han desarrollado con holgura porque dominan el tema?
Si no tienes esa virtud, ese don, esa sapiencia y esa habilidad para engatusar a todos, entonces eres un simple y vulgar buscachambas.
Facebook: Horacio Corro
Twitter:@horaciocorro
horaciocorro@yahoo.com.mx