NATHALIE GÓMEZ/@Nathalie_fx
Huajuapan de León, Oax.- Las visitas que hacía diario a su esposo en el reclusorio de Huajuapan, se han limitado a ser una vez al mes porque tiene que viajar, pero ahora el esfuerzo es mayor en el sentido de que tiene que vender las bolsas artesanales que él elabora para llevar el sustento a sus dos hijos.
En el 2016, el esposo de la señora Leticia fue sentenciado a 10 años de prisión, mismos que comenzó en el reclusorio de esta ciudad en donde le enseñaron a hacer piñatas que, junto con otros reos, elaboraban y vendían para apoyar económicamente en sus hogares.
Posteriormente cambiaron de actividad debido a que las piñatas tenían una venta mayormente en la temporada decembrina pero el resto del año no era igual.
Les enseñaron a trabajar con papel picado y otros reos, como el esposo de Leticia, comenzaron entonces a elaborar bolsas artesanales, mismas que vendían a compradores mayoristas que acudían al reclusorio de Huajuapan y de esa forma obtenían ingresos económicos.
El 1 de diciembre del 2017, los reos fueron trasladados a la 1:00 horas a reclusorios de Cuicatlán, Etla, Miahuatlán y Tuxpetec, de acuerdo a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), esto fue debido a que el inmueble ubicado a un costado del palacio municipal de Huajuapan se había dañado tras el sismo del 19 de septiembre.
“Desde ese entonces todo cambió, antes diario íbamos al reclusorio a darle de almorzar y comer a mi esposo, pero a partir de que lo cambiaron adelante de Oaxaca, sólo lo vemos una vez al mes, porque no nos alcanza para ir cada quincena a verlo, menos cada semana”, asumió.
La situación en el reclusorio en el que se encuentra ahora es diferente, pues permiten a los reclusos realizar estas actividades pero ahí nadie va a comprar lo que elaboran, así que él las hace, ella va por las bolsas y las lleva a Huajuapan para su venta.
“Eso implica más gastos de traslado para mis hijos y para mí, pero es la forma de sostenernos que tenemos ahora”, consideró.
Dijo que “el impacto de este cambio ha sido muy grande, a partir de que ya no están, yo tengo que ir hasta allá por ellas, voy cada mes y me traigo unas 30 más o menos y en el transcurso del mes tengo que venderlas para los gastos que tenemos que hacer”, apuntó.
“Como mujer, para mí es un tanto difícil porque es como si fuera madre soltera, yo tengo que sacar todos los gastos de mis hijos, de la escuela, su material, cuesta, pero la ventaja es que él con sus bolsas nos respalda, si no quién sabe cómo le haríamos”, señaló.
Agradeció a las autoridades municipales el espacio que le están brindando en los stands que colocaron a un costado de lo que era el reclusorio, aunque al principio un grupo de personas, dijo, no se lo permitía.
”Me dijeron que no me podía instalar porque ellos eran de una organización y los espacios les correspondían, yo les expliqué mi situación a ellos y a las autoridades y así fue como, con el permiso del área de comercio, me permiten estar a partir de hace tres meses aproximadamente”, expresó.