Por: Horacio Corro Espinosa
En estos días se han hecho miles de comentarios sobre López Obrador, principalmente en las redes sociales. Los defensores de éste se arrojan al ruedo sin pensarlo más de dos veces, igual que cuando te encaraban los priístas, antes de 1994, antes de la muerte de Colosio.
Todavía hace unos 15 o 20 años estaba prohibido hablar del Ejército, del Presidente de la República y de la virgen de Guadalupe; hoy, parece que esta prohibidísimo hablar de López Obrador. Apenas haces un comentario en contra del señor López, y muchos de sus seguidores salen en su defensa. Una defensa ciega, donde te califican de corrupto y vendido con los prianistas, así dicen.
Todos los seguidores de Obrador aseguran que nunca se le ha comprobado robo alguno. En realidad, decir eso no es ninguna prueba de su inocencia.
Amlo utilizó y utiliza todo lo que pude del erario público para beneficiarse personalmente.
Cuando era miembro del PRD, puso a su disposición todo lo de este partido político para fabricar su movimiento al interior del mismo con el nombre de Movimiento de Regeneración Nacional: Morena. Su creación era contraria al interés del PRD. A eso se le llama corrupción.
Les voy a recordar algo más fresco, más reciente, se trata de las campañas políticas en el Estado de México. Éste señor se ha montado sobre la imagen de la candidata Delfina para promocionar, no a la candidata, sino a él, bajo el favor de apoyarla para su gane.
Lo mismo hizo con los del PT. Es más, pidió a los ciudadanos que votaran por el Partido del Trabajo, cuando todavía era militante del PRD. A eso se le llama traición. Pero eso no es todo. Esas promociones las hizo con recursos federales entregados al PT. Ahora respondan ustedes, seguidores del peje, ¿cómo se le llama a eso? Exacto, ya lo pensaste: corrupción.
Aunque los seguidores del señor Manuel digan que no se le ha comprobado nada, aquí, de manera sencilla, queda demostrado que es corrupto como todos los demás políticos de este país.
No es cierto, dirán los que todavía no abren los ojos. Pero para conocimiento de ellos, habrá que decirles que los recursos para las campañas solo son para los candidatos, no para otras personas, y López, lo ha desviado para su beneficio. Eso es corrupción.
El colmo del abuso de este tipo, es desaparecer por completo a la candidata del Estado de México y aparecer él solo en todos los promocionales de ella. Eso es corrupción. Y todavía dice en uno de sus spots: “vamos a darle una lección de honestidad a estos corruptos”.
En el caso de Eva Cadena, hoy excandidata de Morena al municipio de Las Choapas, Veracruz, fue lo mismo con lo de Bejarano, el señor de las Ligas, quien recibió dinero de Carlos Ahumada para el financiamiento de la campaña presidencial de López Obrador.
Pero el honesto Obrador siempre hace lo mismo, abandona a sus cuates cuando son descubiertos. Desconoció a Luis Costa Bonino, a Gustavo Ponce, y hasta Manuel Camacho Solís, quien también le dio dinero al peje y dijo éste, Camacho, que ese dinero era legal. Es más, luego se supo que salió de la cuenta secreta de la presidencia de Salinas de Gortari.
¿Dónde está la honestidad valiente, pues? Hace 13 años dijo que era un “compló”. Hoy, con lo de Eva Cadena, dice que sus enemigos no han logrado mancharle el plumaje.
¿Saben en qué va a parar todo este escándalo? En nada, porque atrás de él está Salinas y todo el PRI gobierno. Ese ha sido el juego de años entre López y el PRI. Aunque no lo crean.
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