- Con esta gran iniciativa, este hombre redujo el uso de plásticos de un solo uso en su comunidad y aumentó sus ventas.
Said Trinda de es un vendedor de cocos en la ciudad de Belem, Brasil, y debido a la prohibición del uso de popotes de plástico en diversas zonas del país, fue necesario que ingeniara una solución para su negocio.
Said creó pajillas hechas de bambú de manera artesanal. Este producto es biodegradable y puede convertirse en abono después de ser utilizado. Según el vendedor, esta innovación en su negocio aumentó en un 60% sus ventas.
“Pensé en hacer popotes de bambú en un momento de desesperación. Yo trabajo vendiendo coco aquí en la plaza Batista Campos desde hace más de 30 años. Sólo sé vender coco, no sé hacer nada más y estaba preocupado por la posible prohibición de los popotes de plástico, como sucede en otras ciudades. En ese momento me acordé del bambú. Yo soy de Concordia de Pará y allí hay mucho bambú”, relata el vendedor.
Según Said, el éxito de los popotes vino por las redes sociales. La repercusión fue rápida y dejó la tienda conocida en la plaza. El éxito fue tanto que las ventas crecieron incluso en período de baja temporada.
“Empecé a hacer los popotes en julio, pero nadie había dado mucha importancia. Hasta que vino una cliente aquí, le gustó la idea y lo publicó en las redes sociales. Al día siguiente la pajilla ya era un éxito. En menos de seis horas, todos los popotes que tenía, se habían terminado. Por eso, volví al interior y produje más. Mis ventas crecieron en un 60% justo en el período de lluvias aquí en la región, cuando se vende menos coco “, explica.
Said garantiza que el proceso de fabricación de los popotes es simple. Después del corte del bambú, los popotes pasan por un proceso de higienización para eliminar posibles bacterias. De acuerdo con el vendedor, todo se hace en casa.
“Nunca lavamos los popotes después de ser utilizados. Creo que lavar el producto es mucha falta de higiene. Es una cosa individual y desechable. Una tienda que vende varios cocos al día no puede hacer eso. Nosotros solemos dar los popotes a los clientes. Los que queden los vamos a guardar, triturar y transformar en abono para mi terreno en Concordia. Nuestra intención es llevar el mínimo de popotes a la basura “, declaró.
El comerciante también tiene noción de cómo su iniciativa es importante para la preservación ambiental. El uso de popotes de bambú representa cerca de 8 mil pajillas de plástico menos en la basura cada mes, solamente en la carpa de Said.
Aquí en la plaza vendemos mucho coco. Yo viendo alrededor de 2 mil cocos por semana. En un día de mucho movimiento, la plaza toda vende 5 mil cocos al día. Esto representa 5 mil popotes que van a la basura. Si la gente consigue reducir es excelente y el popote de bambú ayuda en ello. Un poco que la gente haga ya ayuda en mucho la naturaleza”.