- AMLO no tolera a los periodistas independientes y menos a los críticos de su proyecto.
Por: Ricardo Alemán
Nadie que trabaje en el medio periodístico ignora el odio que, por décadas, profesa López Obrador a los periodistas, en especial a quienes lo critican, lo cuestionan y a aquellos que revelan sus mentiras.
Y la intolerancia de Obrador ha sido tal que, también durante décadas, sólo aceptó entrevistas “a modo”, en donde los voceros lopistas acceden a una entrevista si les garantizan que los cuestionarios son revisados y negociados previamente.
Es decir, sólo si le garantiza a Obrador que le harán preguntas a modo, nada comprometedoras y hasta amañadas.
Existe el caso de periodistas que –y ese es nuestro caso–, incluso solicitaron una entrevista con Obrador durante 15 años consecutivos sin que Obrador aceptara.
¿Y Por qué nunca aceptó?
Porque no tolera a los periodistas independientes y menos a los críticos de su proyecto.
Y viene a cuento el tema por el accidente que en la reciente gira presidencial por Durango sufrió uno de los vehículos que transportaba a los periodistas que llevan a cabo la cobertura de las actividades de López Obrador.
Con días de anticipación los reporteros denunciaron que el vehículo estaba en malas condiciones. Nadie hizo nada. No le importó ni al presidente y menos al vocero, Jesús Ramírez.
Una vez que ocurrió el accidente, el presidente minimizó el hecho, a pesar de que algunos de los periodistas resultaron con fracturas.
Peor aún, cuando algunos periodistas quisieron saber si los reporteros asignados a la cobertura presidencial tendrían garantías mínimas de seguridad, el presidente respondió grosero con una advertencia que resultó mentirosa.
Dijo que ya no era como antes, cuando según Obrador, los periodistas recibían todo tipo de apoyos y prebendas.
Mintió el presidente, como es su costumbre
¿Por qué faltó a la verdad?
Porque desde el arranque del gobierno de Ernesto Zedillo, todas las empresas periodísticas pagan los trasladados, transporte, hospedaje y viáticos de sus reporteros asignados a la cobertura presidencial.
Pero a la mentira le siguió el engaño.
López Obrador dijo que si no querían acudir a sus giras, podían mandar corresponsales o, incluso, podían dejar que ellos, los de presidencia, les manden la información.
¿Qué significa lo anterior?
Casi nada, asistimos a la confirmación de que para el presidente Obrador y para su gobierno los reporteros son un estorbo una lata de la que, en cualquier momento pueden prescindir.
Peor aún, la casa presidencial amenaza con cerrar el acceso de los periodistas a las giras presidenciales y de convertirse en una agencia no de noticias, sino de propaganda.
Pero si aún tienen dudas de que para el presidente los periodistas son innecesarios, basta echarle una mirada a la investigación oficial de la muerte de 18 periodistas en lo que va del gobierno de López Obrador.
¿Qué creen?
Que nadie, ni los gobiernos estatales ni el gobierno federal, ni la Fiscalía General ni nadie han investigado nada.
Y el problema parece aún mayor si recordamos que con la reciente alianza que se habría establecido entre el gobierno de López Obrador y bandas como la de El Chapo, los matarifes del crimen organizado se podrían convertir en los verdugos de los periodistas.
¿Es o no dictadura la de AMLO?
Se los dije.