**Este 28 y 29 de octubre inició la venta de flores que se sembraron varios productores en la Cañadita**
**La pandemia ‘regresó’ a estudiantes a sus casas y ahora participan con mucho cariño en la producción de flor de muerto**
**Consumir local y que los jóvenes produzcan, esencial para que el Covid-19 afecte menos en la economía**
NATHALIE GÓMEZ/@Nathalie_fx
Santiago Huajolotitlán, Oax.- Se sembró una cuarta parte de lo que se cultiva cada año, se está con la esperanza de, al menos, recuperar lo invertido, pero en la Mixteca, los productores mantienen viva la producción de flor de muerto, en la que, con mucho espero, trabajan desde hace cuatro meses.
Pedro Estrada Lima, productor de Santiago Huajolotitlán, es de las primeras personas que empezó con la siembra de flor de muerto en esta parte de la región Mixteca, hace unos 30 años.
“Cuando estaba yo chiquillo, iba yo con mi jefecita a Huajuapan a hacer las compras de día de muertos y me daba tristeza porque venían puros productores de fuera, de Atlixco, Puebla y Tehuacán, y nos daban la flor muy cara”, recordó.
“Yo dije, si Dios me da licencia llegar a una cierta edad, lo que yo voy a hacer es sembrar flor de muerto y gracias a Dios, se me cumplió mi sueño, sembraba con unos señores que ya se nos adelantaron y ahora lo hago con mi familia”, continuó.
Es así como empezó a sembrar la flor amarilla o de cempasúchil. Esta crece en dos tipos de suelo, húmedo conocido como lama o arena. La semilla se coloca en la charola o almárcigo, desde el 20 de junio, para que el 20 de agosto se trasplante.
La roja o de terciopelo, conocida también como borla, de pavo, cresta de gallo, corona de Cristo, es más delicada, más susceptible a las plagas, “la puede matar el agua o le puede entrar la mancha”.
Antes, de cada cuatro metros que sembraba, se salvaban dos. Ahora, lo que hace es poner las semillas en las charolas y las mete en invernaderos. Se prepara el almárcigo el 15 de junio para que un mes después se trasplante al suelo.
EMPIEZA LA COSECHA
El corte de las flores es a partir del 29 de octubre hasta el 1 de noviembre. Como este año se cancelaron las velaciones en los panteones por el Covid-19, saben que la venta del día primero está prácticamente perdida.
Los campos de esta zona conocida como la Cañadita, el Xatán o Río Mixteco, se pintan de amarillo y rojo, porque muchos productores se dedican a plantar flor roja y amarilla; son pobladores de San Francisco El Huamúchil, el barrio de Palo Flor, de Santiago Huajolotitlán, entre otras.
“La gente sufre mucho porque los productores de fuera venden la flor al precio que ellos quieren. La competencia le favorece al cliente y lo más importante es que ya no vienen tantos de fuera a venderla, nosotros somos principales abastecedores de flor, de esta región”, explicó.
Estos productores locales, comercializan sus cosechas en la calle privada de Tapia, a un costado del mercado Ignacio Zaragoza, donde estacionan sus camionetas.
Tienen el acuerdo con los que laboran en el mercado, de que pueden vender solamente de media paca para arriba, cuyo precio varía cada año, aunque en sus terrenos sí le pueden vender a la gente la cantidad que guste y tienen venta a domicilio llamando al 9531228725 y al 9531761056.
Los plantíos de don Pedro se encuentran pasando el puente de Santiago Huajolotitlán que está atrás de la iglesia, sobre la carretera a San Sebastián Progreso, en la primera casa del lado derecho. A partir de ahí y hasta El Huamúchil, se encuentran los plantíos de flor de muerto y de otros productos que embellecen el paisaje.
VENTAS INCIERTAS
La pandemia por el Covid-19 afectó a los productores: “estábamos en ese riesgo de, se venderá o no se venderá, todavía no sabemos, por eso este año sembré sólo un cuarto de hectárea de la roja y lo mismo de la amarilla, cuando siempre he sembrado una hectárea”.
Sembró poco porque reconoce que cada año hace gastos muy fuertes, en la semilla, en el tractor, los foliares. Invirtió de 7 mil a 8 mil pesos en la flor roja y 5 mil en la amarilla, con recuperar la inversión se sentirá aliviado, “porque yo pienso que ganancia no va a haber”, consideró.
La ventaja de comprar las flores a los productores locales, es que es fresca, está bien cuidada, aunque ellos tengan que hacer varios cortes y viajes en el transcurso del día porque se encuentran a cinco minutos de Huajuapan. La de fuera llega más maltratada y un poco marchita.
EN EQUIPO
Don Pedro Estrada, apasionado de hacer producir el campo, ha logrado que sus hijos se involucren en las actividades desde pequeños, tanto, que dos de sus hijos están estudiando en Chapingo, Pedro, que estudia bachillerato y Neledith Roberto, que culminará su carrera en un año.
“Mi esposa, Alejandra Lima Hernández, y yo nos sentimos orgullosos de que nuestros hijos se involucren, al igual que mi hija Nayeli, y que podamos hacer un equipo. Yo desde pequeño fui chalán o peón, pero no hay como tener tus propias cosechas y que los jóvenes quieran seguir en el campo”, expresó.
Y es que, todo el año están sembrando. Después de recoger la flor van a pizcar maíz, luego recogen el zacate y sigue la siembra de calabacitas, en cuyo llano cuentan con agua suficiente porque hay varios nacimientos arriba, lo que significa que el agua está limpia.
Eso permite que los productores de estas comunidades saquen unas mil cajas diarias de calabacitas en los meses de febrero y marzo, que se van a la central de abastos en la Ciudad de México, a Puebla, y acuden compradores foráneos por flor de calabaza. También producen ejotes, cilantro, rábanos, cebollas, jitomate, tomate, maíz, frijol, pepinos.
IMPRESCINDIBLE, PARTICIPACIÓN DE JÓVENES
“Hay mucha gente de nuestra región que se va a los Estados Unidos, por un sueño que puede o no hacerse realidad, yo les pido que se queden en su tierra, que la hagan producir, así nadie se muere de hambre, pero eso sí, hay que echarle los kilos”, dijo Estrada Lima.
Debido a que las clases actualmente son virtuales, sus hijos regresaron a su comunidad y siguen ayudando a su familia a plantar, fumigar, quitar la hierba, los brotes de la planta para que la flor crezca grande.
“Con la pandemia, el país sufrirá varias crisis económicas y como jóvenes tenemos que involucrarnos y hacer consciencia de que debemos producir”, consideró Neledith Roberto Estrada Lima, estudiante de la Ingeniería en Economía Agrícola en la Universidad Autónoma de Chapingo, hijo de don Pedro.
A sus 22 años, compartió que toda su vida ha estado en el campo, pero recuerda que desde que tuvo fuerza de trabajo, a los 12 años más o menos, asumió más responsabilidades, hasta que salió para estudiar en Chapingo y hoy con gusto regresó a seguir trabajando.
El 70 por ciento del suelo del país es árido, destacó, por lo tanto, siempre hay cultivos que pueden trabajarse como las cactáceas para la producción de mezcal, de pulque; las pitayas, pitahayas a las que en la Mixteca se le ha empezado a dar impulso, aunque falta mucho por hacer.
“Nos sentimos agradecidos y orgullosos de poder seguir con la tradición de celebrar el Día de Muertos, aunque sea desde casa, y de cultivar lo que han hecho nuestros padres y abuelos, para que el dinero circule en esta región, no se vaya a otros estados, y que, de esta forma, la pandemia impacte menos en el bolsillo”, concluyó.