Por Horacio Corro Espinosa
A quién no le gustaría vivir en una ciudad tranquila, donde la violencia no fuera el pan nuestro de todos los días. Como están las cosas, hasta en las poblaciones más pequeñas de nuestra entidad sabemos que ocurren constantemente hechos violentos. Pareciera que la paz va desapareciendo cada día. Tal vez llegue el momento en que ya nadie la recuerde.
Como la policía se desentiende del orden, parece que por lo mismo, la fomenta, además de que, la mayoría, no está capacitada para contener ningún tipo de delincuentes. Y si de vez en cuando se captura a un grupo de criminales aficionados es porque en la redada el número de oficiales quintuplicó a los malhechores.
A partir del 3 de octubre, el número único de emergencias será el 911. En los promocionales de éste servicio hay una leyenda que dice “úsalo con responsabilidad”. Seguramente el texto está dirigido a los operadores de emergencias porque nunca te pelan si es que llamas por algún acontecimiento. Sin duda el nuevo número no modificará los vicios que presta a la ciudadanía desde hace muchos años.
Durante un buen tiempo yo fui uno de los clientes más frecuentes del 066. Hubo una semana que llamé a ese número más de 12 veces. El lunes, como a las 12:30 del día, reporté que había un grupo de chavos y chavas haciendo un escándalo infernal dentro de una alcantarilla que atraviesa la carretera del fortín. Volvía a llamar a la 1:15 porque ninguna patrulla llegaba. A la 1:45 volví a marcar –una hora quince después de la primera llamada– porque ningún poli llegaba al lugar reportado.
Ante tanta desatención, tuve que pedirle al operador su número. Sólo así llegó una patrulla. Cuando estos se presentaron les señalé a los señores dónde se encontraban los escandalosos. Después de ponerse su chaleco antibalas, casco, espinilleras (creo que así se llaman) y un poco de miedo encima, emprendieron el viaje. Un rato después bajaron con un grupo de chavos y chavas a los que los llevaron a la puerta de mi casa, ¡a mi casa! Imagínense nada más. Que iba yo hacer frente a tamaños pelafustanes. Y que creen que hice. Pues no salí. Yo creo que los polis sintieron tanto miedo ante los escandalosos que para disculparse ante ellos los llevaron con el acusador, o sea yo.
El martes a las 3 de la madrugada, un grupo de chavos y chavas llegaron a despertarme con su escándalo musical. Me asomé por la ventana y justo en ese momento, unas chavas hacían sus desnudos frente unos chavos felices que las fotografiaban con sus celulares y ocupaban de fondo las luces de la ciudad de Oaxaca. Hable al 066 2 veces y nada. A las 4 de la mañana uno de los vecinos ya había hablado al mismo número 3 veces. Llegó la patrulla porque este vecino le dijo a la operadora que él personalmente saldría, junto con sus perros, a hacerle frente a los escandalosos con un arma en la mano, y de lo que ocurriera, culparía a los del 066 por su mal servicio.
10 minutos más tarde llegó al lugar una patrulla. ¿Y cómo creen que llegó?, pues con su sirena abierta y a paso de tortuga. Así que los escandalosos y las nudistas huyeron antes de que los zacatones policías llegaran al lugar.
Les voy a pasar un buen tip a todos para que en caso de que se les ofrezca, los elementos policiacos lleguen más rápido de lo que ustedes cuelgan el teléfono.
El miércoles de esa misma semana, como a las 7 de la tarde noche, hablé para reportar a una parejita de enamorados que hacían sus cochinadas dentro de un vehículo. ¿Y qué creen que pasó? En menos de lo que se los cuento, llegaron en completo silencio al sitio 2 motociclistas y dos patrullas con 6 elementos a bordo cada una. La verdad, llegaron más por el espectáculo sexual que por someter a la pareja que se encontraba dentro del fuego.
Ahora ya saben la receta. Para que la policía llegue, tendrán que decir que hay una parejita hecha nudos para que una o más patrullas lleguen al sitio antes de que termine el primer acto.
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