Por Horacio Corro Espinosa
¡Te pasaste, Salomón! Para ti fue muy fácil poner el pecho de alguien para que reciba las balas. Desafortunadamente las víctimas siempre son las que menos tienen que ver.
Pero así es y así va a ser tu sexenio. Ayer, junto a Juanita Cruz Cruz, la expresidenta municipal de Huajuapan, te deleitaste al decir que yo difamé, violenté, calumnié y agredí a Juanita Cruz por lo de los 19 millones de pesos desviados del banco Banorte.
Ayer me etiquetaste como tu enemigo, bueno, creo que así siempre me has visto, pero eso implica una seria amenaza a la libertad de expresión de las ideas. Trazaste una línea borrosa y movible entre tus amigos periodistas y el enemigo, y más amenazante todavía, será para cualquier otra expresión de ideas que no coincidan con las tuyas.
Si aseguras que yo difamé a Juanita solo por dar a conocer una transferencia no autorizada, entonces, ¿esperabas que yo silenciara esos hechos para beneficiar a alguien? ¿Por qué te molestó que yo diera a conocer un hecho real?
Parece que aún no estás tan contento que lleguen esos 19 millones de pesos a una administración municipal del PAN.
También, tus palabras anuncian que el presidente municipal actual de Huajuapan, es tu enemigo, y por lo mismo, se entiende que a Huajuapan no le llegarán recursos en los próximos tres años, y en consecuencia, a esta población la has declarado tu enemiga. ¿O no va por ahí la cosa?
Si tú crees, Salomón, que el periodista debe ser un hombre neutro, un habitante de invernadero, ajeno a cualquier opinión, estas equivocado. Pero entiendo, tu gobierno será de golpeteo a la prensa, principalmente a la oaxaqueña, no así a la nacional.
El periodista oaxaqueño no será en tu gobierno “monedita de oro” que a todos gusta o complace, eso lo dejaste bien claro ayer.
Pero con tus palabras que le dedicaste a Juanita Cruz, le diste autorización a quienes me amenazaron en este mes de agosto, para que me maten.
No es la primera vez que recibo una amenaza, pero la última fue completamente diferente a todas, incluso, las que tú me has enviado, gobernador electo.
Ahora será más fácil para cualquier persona, un borrachito por ejemplo, que me dé un botellazo por el simple hecho de simpatizar con lo que dijiste.
No me quejo, porque sé los riesgos que corre el periodista; no tengo miedo, porque sé a dónde iré si es que muero, pero no me urge ir todavía, aún tengo muchas cosas qué hacer.
Para ti es más fácil acusar de difamación y etcétera, porque es lo más simple, pero te cuesta ver que, de no haber sido por esa presión sobre Banorte, nunca se hubiera recuperado ese dinero.
A ustedes les duele que perdió la reelección Juanita por mi comentario, que por cierto me la debe el presidente Luis de León, pero no les importa haber puesto en riesgo, no a mí nada más, sino a toda mi familia. La sed de venganza por parte de ustedes no tiene límites.
Desde ahora, tuyo es el poder, Salomón, y no dudo que dentro de tu periodo de gobierno se desaten los excesos de alabanzas, y no te faltarán las concelebraciones de la liturgia del incienso para estimular el culto a tu personalidad.
¡Glup! No creo que muchos compañeros se atrevan a publicarme esto.
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