Por: Horacio Corro Espinosa
Después de una semana pude escuchar y leer algunos fragmentos del discurso de Manuel Aguirre Ramírez, de su toma de protesta como presidente municipal de Huajuapan.
No encontré el texto completo, pero de lo poco, hay un párrafo que me llamó la atención, donde le asegura a los huajuapeños que “quienes integran el Ayuntamiento son parte de una nueva generación de políticos comprometidos con la ciudadanía, y con el objetivo de hacer de la política una herramienta para servir al pueblo.” Se oyen bonitas estas palabras y hasta apantalladoras, ¿verdad?
De acuerdo a ellas, yo le preguntaría a Martín Aguirre: ¿hasta dónde o cómo podríamos medir nosotros, los ciudadanos de a pie, el compromiso que asegura, que tiene la nueva generación de políticos con el pueblo? ¿Firmaron algún documento compromiso para que mediante sus herramientas políticas sirvan al pueblo?
Las palabras del presidente municipal expresan que mete las manos al fuego por cada uno de sus políticos, sean del partido que sean.
Lo contradictorio de este discurso es que en otra parte del mismo, dijo: “seré inflexible con quienes trafican con las ilusiones de la gente, con quienes usan las arcas públicas para el beneficio personal…”.
Primero mete las manos al fuego por los que integran su ayuntamiento, y luego, sale con que será inflexible. Por fin, pues. ¿Conoce o no conoce a los que integran su cabildo? ¿Si no los conoce, entonces, cómo los eligió? Si no los conoce, entonces, ¿cómo es que mete las manos por ellos?
Aunque puede que tenga razón, pues dice que será “inflexible con quienes trafican”, más no dice, inflexible ‘contra’ quienes trafican…
Decir que será inflexible ‘con’, es darle una y otra oportunidad a los que infrinja las leyes o los reglamentos. Es aguantar al Síndico procurador de justicia Félix Martínez Olivares, por ejemplo, a pesar de su historial nada agradable para el Partido verde ecologista. Pero esa es otra historia.
El caso del Síndico con “C” no es el único escándalo inicial dentro del nuevo ayuntamiento, hay más dentro del cuerpo edilicio.
El otro caso es el del Regidor de seguridad pública, Agustín Vargas Ramírez. Les hago un resumen de su actividad nada agradable.
Hace meses, en Putla de Guerrero, Oaxaca, el Regidor de seguridad pública Agustín Vargas Ramírez, se desempeñaba como fiscal en jefe de la Agencia del Ministerio Público. Desde que ésta persona llegó a ese lugar, solito se bautizó por su actuar como defensor de los agresores, matones, bravucones, culpables, criminales y delincuentes.
Solo les voy a platicar dos casos para que ustedes mismos decidan qué clase de gente tiene Huajuapan como servidor, y que el mismo Presidente municipal ha metido las manos al fuego por él.
Resulta que un marido celoso le metió a su esposa varias puñaladas sin razón alguna, al grado de casi perder la vida. Uno de los cortes le atravesó la garganta. Por fortuna, pudo ser llevada al hospital de Putla, donde esta mujer estuvo en recuperación varias semanas. A pesar de las pruebas ofrecidas por familiares de la víctima, el hoy Regidor de seguridad pública, dijo que se trataban de “lesiones simples”.
Sin embargo, el marido de la mujer, quien quería quitarle la vida a su esposa, estuvo menos de 24 horas detenido.
Va otro caso del hoy flamante Regidor Agustín Vargas Ramírez: Los del Comité de defensa de los derechos del pueblo (Codep) de Putla, agarraron a un asaltante y lo llevaron ante el fiscal, entiéndase, el hoy Regidor de seguridad pública del ayuntamiento de Huajuapan, y este no hizo nada, absolutamente nada contra el que había golpeado y asaltado a un taxista. El asaltante no era cualquier vulgar ratero, era uno de esos que había sembrado el terror en esa región. El fiscal de Putla, hoy Regidor de Huajuapan, no quiso ni tomar las declaraciones. Ante esa indolencia, los del Codep decidieron por cuenta propia, meter a la cárcel al asaltante. Después de eso, se fueron por todo el pueblo a pintarrajear paredes y a vocear lo que el fiscal se había negado a hacer.
Cuando los de la organización volvieron a la fiscalía, encontraron cerradas todas las puertas y cortinas de esa oficina. Y para mayor sorpresa de ellos, ya no encontraron al asaltante ni al fiscal. Los dos habían huido de Putla. Su desaparición se volvió una leyenda. Unos dijeron que agarraron camino a otros pueblos para someter taxistas y todo lo que se moviera.
Hoy nadie se explica cómo es que apareció este hombre de “damo” de compañía de Martín Aguirre durante su campaña política. Es probable que el cargo que el exfiscal ostenta en este momento, como Regidor de seguridad pública, sea para purificarlo de todo lo que hizo por aquella región.
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