Las otras verdades / Eduardo Cruz Silva / APIM
Con el calendario electoral en marcha para renovar la gubernatura del estado, el congreso y los ayuntamientos de Oaxaca, hemos tenido la oportunidad de revisar y monitorear la actividad que de ellos registran los medios impresos y electrónicos. Prevalece un denominador común; la explotación del mensaje visual, el cuidado de la imagen, la sonrisa, el rostro, el peinado, el maquillaje y la ropa, etcétera. Las propuestas y el mensaje político en el olvido.
Por lo que podemos observar hasta ahora, todo parece un concurso de publicidad presentando un producto equis y tratando de posicionarlo en el ánimo de los consumidores (en este caso electores), sin mayores cualidades o bondades que el ofrecer una agradable presentación a la vista y nada más.
La misma estrategia se repite en la difusión de la imagen de los candidatos por las redes sociales que han inundado de fotos, que en las más de las veces, se ofrecen con breves comentarios trillados y sin contenido. Simplemente exposición visual como si fueran modelos o estrellas de cine promoviendo una película.
Otro tanto ocurre, con los boletines de prensa que desde los diferentes partidos o candidatos mandan a las mesas de redacción de cuanto medio de comunicación impreso o electrónico encuentran a su alcance.
Notas insulsas, de recorridos, encuentros, visitas domiciliarias, que obtuvieron el respaldo de tal o cual grupo, que aceptan encauzar las demandas de la población, etcétera, etcétera. En fin, una avalancha de información que solamente encuentra eco en los medios que han establecido previamente convenios de publicidad con partidos o candidatos, el resto al bote de la basura.
Los estrategas de la gran mayoría de los institutos políticos con registro en Oaxaca, han privilegiado el manejo de la simple imagen, en otros términos, diríamos que los candidatos son presentados ante el electorado, como si se tratara de presentar el mejor “envase”, el contenido no importa, eso ya no va con los tiempos.
No podemos negar, que en todos los frentes existen candidatos que reúnen características de honradez, tacto y tienen una historia partidista o en el servicio público que avala su trabajo ante la sociedad. Sin embargo, han seguido la tendencia de realizar campañas a un ritmo vertiginoso, inundando todo de propaganda que aunque es costosa, es muy barata en sus contenidos.
Se olvida, que en las presentes elecciones el índice de abstencionismo según el registro histórico de las mismas, raya casi el 40 por ciento y tal parece que de nueva cuenta el desencanto por acudir a las urnas volverá a imponerse. Los partidos políticos cómodamente se refugian en el “voto duro”, ese que no cambia, llueva, truene o relampaguee, tal vez, en ello estriba la realización de campañas mediocres y cilindreras sin lograr exponer a la sociedad o electorado proyectos o propuestas definidas que marquen la diferencia entre uno y otro candidato.
Revisando los textos que acompañan las fotos de los candidatos que de una manera loca han subido a las redes sociales, lo único que provocan es coraje por el derroche de recursos que hacen en una entidad tan pobre como Oaxaca, la banalidad de sus mensajes que se han quedado atrapadas en estrategias de campaña de tiempos idos, en donde la demagogia es la clave para ganar una elección. No existe una discrepancia entre uno y otro candidato todos traen en el bolsillo una respuesta para cada demanda.
No hace mucho, leímos una frase que dice: El mejor político es aquel que promete poco y hace mucho. El peor político es aquel que promete mucho y hace poco. Pues tal parece que en Oaxaca lo que tenemos de sobra son de esos políticos que prometen hasta puentes donde no hay ríos, obsérvese las declaraciones a los medios y se podrá constatar.
En los topes de gastos de campaña, hoy la gran mayoría de los candidatos se pasan por el arco del triunfo lo que al respecto establece el código electoral vigente en nuestro estado. Hay otro tipo de derroche en palabras y mensajes huecos que se bombardea por todos lados y con esa bazofia de campañas se pretende llevar a los electores a las urnas.