Por Horacio Corro Espinosa
Para unos, la cuarta transformación inició el 1 de septiembre de este año, y para otros, el rollo que usó López Obrador durante su campaña y lo sigue usando, es una mera vacilada.
Desde luego que los seguidores del señor López, van a seguir diciendo que México está viviendo realmente su cuarta transformación. Primero, porque al peje lo ven como a otro héroe más de la historia nacional, y segundo, él mismo presidente electo se cree parte de los héroes nacionales de este país, y para los que no le crean, dice que su movimiento hará historia como lo hizo Benito Juárez en la Reforma, Madero en la Revolución, y Miguel Hidalgo en la Independencia. Su sexenio, asegura, va a estar al nivel de estos hombres. Para Andrés Manuel, eso es la cuarta transformación.
En una reunión que tuvo con los legisladores de su partido, mismos que están al servicio de él, más no del pueblo, les entregó un paquete de 12 iniciativas, entre las más importantes, se las menciono: +) ley que reduce el sueldo de los altos funcionarios, +) reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para crear la Secretaría de Seguridad Pública, +) reformas para echar atrás la reforma educativa, +) reformas anticorrupción para hacer que los hechos de corrupción sean delitos graves, +) despenalizar la mariguana y +) leyes de pacificación nacional.
Todo lo que entregó a sus legisladores, si se dan cuanta, es pura grilla porque dentro de este paquete no hay casi nada en cuanto al aspecto económico para el país.
Si de veras los hombres de Morena buscan afanosamente la cuarta transformación, por qué no se preocupan en fortalecer el mercado interno. Por qué no se aplican en hacer producir las tierras de los campesinos, principalmente aquello que necesitamos consumir. Por qué no se preocupan para que se reduzca la migración. ¿Qué no hablaba López Obrador de que la felicidad la íbamos a encontrar en nuestra propia tierra?
La mayoría de los nuevos diputados llegaron sin conocer a fondo lo que son las tripas de las cámaras de Diputados y de Senadores, es más, los líderes de Morena presumieron que iban a hacer recortes a los gastos de ambas legislaturas, ya que consideraban excesivos los ingresos y privilegios que tenían estos funcionarios.
De todo lo que prometieron, nada cumplieron. Dijeron que iban a despedir a las edecanes, ellas son las que sirven café, agua y galletas, llevan tarjetitas de aquí para allá, etcétera. Cada una de ellas gana entre 13 y 18 mil al mes, y por ellas, los pagos anuales eran de un millón 491 mil 451 pesos.
También dijeron que iba a quitar los alimentos, porque todo eso eran gastos superfluos. Nos aseguraron a todos, los de Morena, que habían llegado para cumplir con lo dicho: la austeridad republicana.
¿Y qué creen? Pues que les ganó la codicia y no despidieron a las edecanes ni terminaron con las comidas ni se redujeron sus dietas. Ahora, por sus pantalones, los diputados se autorizaron más de 342 millones de pesos como un apoyito personal de aquí a diciembre de este año, para que puedan pagar a sus asesores, darle chayotes a los reporteros a modo, para que remodelen sus oficinas, para que compren una computadora personal y para que paguen su gasolina.
Pero eso no es todo, como en diciembre se quedarán sin lana por los gastos realizados en estos dos meses y medio, se les dará otra lana: 29 millones de pesos para apoyo personal.
Los que se llevan la tajada más grande, son los de Morena, quienes decidieron por mayoría, disponer de esa lana.
No cabe duda que “por sus frutos los conoceréis”, son personas de doble moral.
Así es más o menos, a grandes rasgos, de lo que se trata la cuarta transformación.
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