Por: Horacio Corrro
Parece increíble que el presidente municipal de Huajuapan, Martín Aguirre Ramírez, pretenda reelegirse al cargo que hoy ostenta cuando en los casi dos años que lleva al frente, no ha hecho ninguna obra importante.
Lo único que ha construido es ignorar por completo a la población. Ha sostenido su imagen con obras que su administración no gestionó, sino la anterior. Ha presumido haber realizado más de 120 obras, pero la mayoría de ellas no las ha comenzado.
Es el presidente municipal que más ausencias ha tenido en los cabildos. Es el presidente que más ha solapado a los regidores que están a su servicio e intereses personales. Es el presidente que más ha dejado crecer la inseguridad en la región.
Solo para recordar un poco. Él dijo:
- Que no estaría dispuesto a someterse a ningún interés que no fuera el del municipio.
- Que su único compromiso era Huajuapan y que nada lo desviaría de esa convicción.
- Que él no usaría las arcas públicas para beneficio personal, pues eso era robarle a la niñez, a la juventud y a las mujeres.
- Que atrás de él estaba una generación de políticos jóvenes que tenían un compromiso con la sociedad, y que esa era su herramienta para servirle al pueblo.
- Que esa herramienta daría resultados en agua limpia, menos baches, servicios básicos, espacios públicos, oportunidades económicas, seguridad, empleo y trato digno.
Y para rematar su vanidad, dijo que el pueblo necesitaba cosas que pudiera sentir y tocar, no solo estatuas.
Estas palabras que dijo al inicio de su administración, le duraron poco tiempo, pues a través de las redes sociales nos comenzamos a enterar de los desvíos de dineros que estaba haciendo para las organizaciones de la familia del presidente.
Como podemos darnos cuenta, sus palabras no tienen ninguna relación con sus hechos. Si de veras tuviera intención de hacer algo por el municipio, debería comenzar por la casa, la casa del pueblo, el palacio municipal.
No es entendible que un líder tenga su casa tirada. Un líder, cuando es líder, primero trabaja por su casa, de otra manera no puede inspirar respeto. Sin casa, no puede dar protección ni cobijo ni seguridad a su gente.
Dicen los que conocen los daños que este edificio tuvo a consecuencia de los sismos, que son de fácil y económica reparación.
Si el presidente tuviera verdadero interés por regresar a su casa, no invertiría el dinero del pueblo en rentas, y ocuparía esa cantidad en la reparación total del palacio municipal.
¿Se han preguntado ustedes por qué el desinterés del presidente en ejercer su cargo?
La respuesta es sencilla, porque ocupa una investidura que no le corresponde. En otras palabras, está montado en un cargo que el pueblo no le dio.
Martín Aguirre Ramírez, nunca obtuvo el respaldo de los electores para ser el presidente municipal. Lo es por chanchullo, por hurto, por gandaya, por abuso, y porque así lo dispuso su familia.
Después del recuento de votos de los dos candidatos más importantes del municipio: Manuel Martín Aguirre Ramírez y el hoy Regidor de turismo, Eduardo Jaime Silva Hernández, el verdadero vencedor por el número de votos, fue Silva Hernández.
Luego de los resultados nada agradables para la familia de Aguirre Ramírez, éstos, por orgullo, no podían dejarse vencer. Así que intervino la autoridad de mayor responsabilidad política de la familia, para convencer a un hombre quien le podía dar el gane a su sobrino.
La mirada estaba puesta sobre un magistrado con muchos años de experiencia, poder, e influencia sobre las autoridades electorales de la entidad y del país.
Al ese hombre le pidieron un favor muy especial: hacer ganar a Martín Aguirre a cambio de muchos beneficios no nada más para su persona, sino también para toda su familia y para todo aquel que estuviera dispuesto a trabajar en favor del sobrino.
Primero, el magistrado se opuso rotundamente, pero ante tanta insistencia del exgobernador de Oaxaca Heladio Ramírez López, así como del diputado local Luis Antonio Ramírez Pineda y demás familiares, el hombre se vio obligado a acceder.
El árbitro electoral acudió con todos sus amigos y conocidos para hacer desaparecer cierto número de votos que le dieran el gane a Martín. Se comprometió con toda esa gente a pagarles el favor, a unos en especie y a otros en cargos más importantes, pues tenía la seguridad que los que pedían el favor, le responderían sin falla alguna.
Al fin se logró el objetivo: llevar a Martín Aguirre al poder en Huajuapan de León. En agradecimiento, la familia completa le hizo una gran pachanga en Santa María Ayú. Como todas las fiestas, ésta no pudo ser la excepción: comida, alcohol y muchas carcajadas. Todos felices, todos se regocijaban por el gane del sobrino, y todo, gracias al esfuerzo del magistrado.
Ya en la madrugada, cuando el hombre importante de la fiesta se perdió en el baño, al salir de ahí para dirigirse a la sala donde todos estaban reunidos, ya no había nadie, todo el lugar estaba vacío. El único que permanecía en el edificio era el policía a quien le preguntó por la gente: ¿dónde está el gobernador?, ¿dónde la familia?, ¿dónde está Martín Aguirre? El policía se lo quedó viendo y le respondió: cuando se fueron, lo único que me dijeron es que le dijera que se acostara usted en aquel catre de la esquina.
Allí empezó la tristeza y la vergüenza para este magistrado. ¡Cuánta burla! Nunca le habían dado un trato igual en ninguna parte a lo largo de toda su vida.
Al otro día se levantó muy temprano y caminó desde Santa María Ayú, hasta la carretera internacional, la 190, para conseguir un vehículo que lo llevará hasta la ciudad de Huajuapan.
En Huajuapan visitó las oficinas del PRI para conseguir apoyo, pues se había quedado sin recursos, pero con mucha vergüenza, y mucho coraje, pues había sido engañado por la familia del exgobernador de Oaxaca Heladio Ramírez López.
Al acudir al PRI, sabía que desde el momento que lo dejaron abandonado en Ayú, se habían roto los compromisos contraídos con la familia.
Y efectivamente, ese hombre jamás fue recibido ni por el exgobernador ni por el hijo diputado local ni por la hermana ni mucho menos por el presidente municipal de Huajuapan, Martín Aguirre Ramírez.
¿Ahora entienden por qué el presidente municipal de Huajuapan no le interesa nada? ¿Alguien que no lucha, va a partirse por un pueblo?
La presidencia municipal tuvo un costo que nunca será pagado. Se logró con mentiras, con traiciones, solo para demostrarse ellos mismos que son poderosos, que pueden hacer cualquier cosa.
Este presidente, que carece de compromiso político y social, tal vez no merezca ser reelecto. Tampoco merecen nada los que intervinieron en la presión y el chantaje.
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