Las otras verdades / Eduardo Cruz Silva / APIM
Se dice que no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza. Finalmente este 3 de abril partieron del arrancadero una escuálida caballada en pos de la gubernatura de Oaxaca.
Observando el show protagonizado por aquellos que aspiran a gobernar Oaxaca, el abanderado del PRI Alejandro (sin apellidos), inició sus actividades proselitistas visitando la población de Guelatao, para depositar una ofrenda floral en el monumento a Benito Juárez, el mexiquense se asumió juarista y dijo que los ideales de Juárez son una guía para quienes buscan servir al pueblo. Vaya discurso tan convincente.
Posteriormente al puro estilo priísta, vendría un buen baño de pueblo en la Plaza de la Danza de la capital Oaxaqueña, el discurso al igual que el de los otros candidatos un rosario de buenas intenciones. Aquí, más que una concentración de militantes convencidos se parecía a la romería que cada 8 de diciembre se realiza en el Pedimento de Juquila, la gran mayoría a la espera de un “milagrito” para pegarse a la ubre de algún presupuesto estatal o municipal.
En tanto el candidato de la coalición CREO de la yunta PRD-PAN Pepe Toño Estefan Garfías, dijo en su arranque que Oaxaca avanza hacia un futuro en el que no existe lugar para el autoritarismo del pasado. Seguramente, se refería al mediocre «gobierno del cambio» de Gabino Cué, es el pasado inmediato más reciente. Perorata que ni por asomo ruborizó a perredistas y panistas que fueron los creadores de ese monstruo de coalición que resultó todo un fiasco.
La coalición del PAN y PRD se ve y se nota como un matrimonio de conveniencia. Con ideologías e principios doctrinarios totalmente diferentes se tuvieron que asociar por simple sobrevivencia política. Llevan un candidato de pasado priísta que ni con calzador ha permeado en el animo de los militantes de ambos partidos, que para colmo, observan a sus dirigencias repartirse el botín de las candidaturas a diputados plurinominales sin pudor alguno.
En la casa de enfrente, el tránsfuga perredista, de pasado priísta y ahora militante convencido del Partido del Trabajo, Benjamín Robles Montoya, parece seguir los pasos del orate de Macuspana con un discurso bravucón y contestatario, aun cuando él mismo ha sido un beneficiado de las mieles del poder. La escasa asistencia de militantes en su arranque de campaña es reflejo sintomático de lo que obtendrá en las urnas: un apoyo pinchurriento. Apenas le hicieron bulto uno que otro despistado.
Por su parte, Salomón Jara Cruz, candidato de MORENA partido propiedad del mesías tropical Andrés López Obrador, dijo que durante los 60 días de su campaña se dirigirá principalmente a los pobres de Oaxaca. Seguramente será para realizar un recorrido de turismo político y observar como viven, pues todos sabemos que desde que se incrustó en la política aprendió a comer con manteca, gracias a sus buenos oficios en el manejo de recursos públicos.
Jara Cruz, quien también es compadre del cachorro de Murat, entró a la arena electoral con el claro propósito de fraccionar el voto de la izquierda. Posteriormente ya conoceremos cual fue el re$ultado de su participación como esquirol.
Como se puede observar, el show iniciado con las aperturas de campañas se sustenta en el juego perverso de la simulación y la mentira. Argucias que los políticos oaxaqueños convierten es un triste sustituto de la verdad y, con la cual tratan de convencer a una masa de electores casi irreflexivos. Por eso hemos padecido los gobiernos que hemos tenido en los últimos años.