Por Horacio Corro Espinosa
Los recuerdos del sismo de hace 31 años aún permanecen en muchas vidas. Son recuerdos que jamás se podrán olvidar. Muchos jóvenes tienen referencias de aquel hecho porque sus padres o sus abuelos les han relatado aquel día.
El 19 de setiembre de 1985 fue el parteaguas en la historia de México. Miles y miles de familias comenzamos a vivir otra época.
La dimensión del temblor no se supo pronto porque no teníamos la tecnología que hoy tenemos. El medio de información más importante del país, la televisión, también se cayó. Además, las líneas telefónicas quedaron inservibles. Eso fue la desesperación total para todas las familias mexicanas.
Aquel jueves 19, la ciudad de México vivió la muerte. Han pasado 31 años y aún no acaba de asentarse en el alma aquel dolor. Aún no existen las palabras para describir la angustia de aquellos que más sufrieron.
México salió adelante por el amor, de otra manera no hubiera avanzado gran cosa. Fue la ciudadanía, no el gobierno, quien puso manos a la obra. El amor echó a andar a la gente. Lo sorprendente es que en tan corto tiempo ese amor se esté perdiendo por tanta violencia que vive el país.
Después de que se perdieron millones y millones de pesos en unos cuantos segundos, hoy, sorprendentemente, hay mayor dolor, mayor pobreza, mayor desamparo y carencias más hondas. Tal vez se traten de dos sentimientos distintos, pero ambos son sufrimientos. Uno es sufrimiento con espanto y el otro con angustia, pero en los dos casos son crisis que consumen y que van agotando las fuerzas para sufrir.
Si comparamos aquel año con el de hoy podemos decir que estamos mejor preparados para enfrentar otro golpe similar de la naturaleza. Hemos crecido tecnológicamente.
Dentro de las muchas desgracias que ha sufrido México por los movimientos telúricos hay algo bueno: ya existe una red de la prevención sísmica temprana. Esto no es más que el ingenio de dos personas mexicanas que se pusieron a trabajar duramente hasta conseguir nuestra protección 90 segundos antes del movimiento.
Dos jóvenes mexicanos, Alberto García y Edgar Hernández, crearon un sistema para avisarnos de un sismo. En minuto y medio nos da tiempo de hacer varias cosas, como el prepararnos para esperar el movimiento telúrico en un lugar seguro. El sistema, además, puede alertar también a personas sordas.
Cada año es bueno recordar la fecha de hace 31 años, de no hacerlo, sería comenzar de nuevo en otro evento similar como el que ayer conmemoramos.
Hace 31 años el gobierno de Miguel de Lamadrid, arrancó el dinero de los miserables para enviar esos recursos al extranjero. El gobierno prefirió pagar la deuda antes de ver por la salud, por los empleos, por los salarios, por las escuelas, por la seguridad, por la vivienda de los mexicanos.
A la desgracia se sumó la crisis y todos los mexicanos nos quedamos descobijados. Si esos recursos no se hubieran mandado al extranjero se hubiera podido hacer tantas cosas que en ese momento debieron hacerse.
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