Por: Horacio Corro Espinosa
No puedo decir que todos, pero sí la mayoría de los seres que vivimos o han vivido sobre este planeta, hemos escuchado dentro de la casa consejos y regaños que se convirtieron en leyes para nuestra vida. Curiosamente, casi todos ellos, vienen de nuestra madre.
“¡No te digo!”, es la frase que más recuerdo que mi mamá nos decía después de que cometíamos una torpeza. Y lo peor, no podíamos decir nada porque ya nos lo había advertido. Y si nos poníamos al brinco, no nos escapábamos de una buena pela.
Si mi mamá no nos hubiera domesticado a manguerazos, cinturonazos o manazos, quién sabe qué andaríamos haciendo ahorita los 9 hijos que sacó adelante, y viuda. Ahora me doy cuenta que no fue nada fácil para ella.
Antes eran más frecuentes los festejos a las madres exactamente el 10 de mayo. Así que como no podía estar al mismo tiempo en el festival de los hijos de la secundaria ni de los de la primaria ni de los de kínder, tenía que mandar representantes a todas partes.
Al final de cuentas esas fiestas resultaban un suplicio para ella, pues cada hijo quería que ella estuviera presente en su fiesta.
Ese día, desde muy temprano se ponía más guapa que de costumbre para tener un día muy padre el Día de la Madre.
Antes de preparar este comentario, me di a la tarea de platicar con algunas personas que tienen o tuvieron una mamá, para que me dijeran una frase que ahora como madre o como padre les repite a sus hijos.
“Aquí no es restaurant y se come a determinadas horas.”
“Cuántos niños quisieran algo de comer, y tú desperdiciando la comida.”
“No me importa, lo haces porque lo haces, y ya.”
“No te estoy pidiendo permiso, te estoy ordenando que lo hagas.”
“Un día me van a matar de un coraje.”
“A ver a qué horas.”
“Todo el día me la paso en la cocina y a ustedes que les importa, ¿verdad?”
“Te doy tres para que lo hagas, unaaaa, dossss…”
“Un día me voy a ir. A ver qué hacen ustedes solos.”
“Ash no sé, pregúntale a tu papá.”
“Vuélveme a responder así ya verás.”
“Porque soy tu madre, ¡y punto!”
“Cuando vivas sólo podrás hacer lo que quieras.”
“Sí crees que en los árboles vas a encontrar tortillas, pues lárgate.”
“Porque soy la mamá, ¿entendiste?”
“Cuando tengas a tus hijos me entenderás.”
“Cuando yo tenía tu edad…”
“Síguele y te quedas sin dientes.”
“No me importa lo que hagan tus amigas, en esta casa hay reglas.”
“Te pones suéter aunque tengas calor.”
“Quién dice que te mandas sola.”
“Péinate esos pelos sino no sales a la calle.”
“Sólo con golpes entiendes ¿verdad?”
“Pídele permiso a tu papá.”
“Duérmete o te mando a dormir.”
“Te voy a dar tus nalgadas para que en verdad llores.”
“Te calmas o te calmas.”
“A tus hijos los educarás como quieras.”
“Así que si fulanita se avienta al precipicio, tú también ¿no?”
“Pero a golpes te voy a quitar lo burro.”
“¡Ven para acá… qué vengas!”
“Pero ya verás cuando venga tu papá.”
“Síguele, y te dejo sin dientes.”
“Y si lo encuentro ¿qué te hago?”
“¡Te lo dije!”
“Bueno eh, conste.”
Una felicitación y mis recuerdos a todas las madres en su día.
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