Por: Ricardo Alemán
AL TIEMPO.
No sabemos si son magos, si son un puñado de cínicos en extremo o tapaderas de un ladrón; tampoco sabemos si son acomodaticios o, simple y llanamente, ya se acoplan al estalinismo de López Obrador.
Lo que sí sabemos es que no le importó cumplir con el Artículo 98 Constitucional a casi ninguno de los 119 senadores que participaron en el debate y menos a los 111 que defenestraron al Ministro de la Corte, Eduardo Medina Mora.
Y por qué les valió madre la Constitución?
Porque resulta que, además de senadores de la República, en México tenemos a legisladores magos; que leen la mente y adivinan el pensamiento del Ministro renunciante a la Corte y del presidente López Obrador.
Y por eso, porque una mayoría de senadores son magos y adivinos, y sabían que Medina Mora es un pillo de siete suelas y porque otros sabían que ya no quería estar en ese mullido y rentable sillón de La Corte –quién sabe por qué razón–, pues entonces 111 de los 119 senadores presentes “mandaron al diablo” no sólo a Medina Mora sino a la división de poderes, la independencia de la Corte y hasta “mandaron al diablo” a la democracia mexicana.
Pero a la pregunta de por qué les valió madre la Constitución a los senadores, obliga otra duda inocultable.
¿Si todos los 111 senadores que echaron de la Corte a Medina Mora sabían que era culpable de alguna “transa”, “cochupo” o “malandronada”, por qué entonces se callaron tantos meses, desde que llegaron al rentable escaño de senadores? ¿Por qué esperaron a que a Medina Mora le quemara la conciencia y decidiera renunciar?
Y luego siguen más preguntas.
¿Y si todos sabían que Medina Mora era de lo peor, cuántos ministros más están en la misma situación que Medina Mora; cuántos debe seguir el mismo camino que Medina Mora…?
¿Y no será –en una de esas–, que los 111 senadores que sabían de las “malandronadas” de Medina Mora son igual de culpables por callar tanto tiempo y por solapar tantos años las “transas” del ministro defenestrado?
Y es que resulta de risa loca que hoy todos sabemos que Medina Mora ya no es Ministro de la Corte, sabemos que 111 senadores lo echaron, pero curiosamente, nadie sabe por qué lo echaron.
Y es que en el Diario de los Debates de la sesión del Senado de la República del 8 de octubre de 2019 se asienta el desahogo de la solicitud presidencial para aceptar la renuncia del Ministro Eduardo Medina Mora, pero nunca se dice, conforme el Artículo 98 constitucional, por qué causas graves renunció, por qué causas graves el presidente López Obrador aceptó la renuncia y por cuáles causas graves un total de 111 senadores aceptaron esa renuncia.
Esa es la magia de la política mexicana, la magia de la todopoderosa palabra presidencial en tiempos de la “posdemocracia”; la magia de la desaparición de poderes y del fin de los contrapesos.
¿Y ahora qué sigue?
Si todos los senadores sabían que Medina Mora era un Ministro pillo, ¿sigue el perdón, sigue la prisión, sigue la familia en fuga?
El tiempo colocará en su lugar a los senadores mexicanos que hoy abrieron la puerta, de par en par, a la dictadura de López Obrador.
Se los dije, la dictadura avanza, incontenible.