Por: Horacio Corro Espinosa
Mucho ruido causó la muy reducida presencia de habitantes de la Sierra Juárez, en el evento que el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, llevó a cabo el 21 de marzo en Guelatao, con motivo del nacimiento de Benito Juárez García.
Un día antes, el presidente municipal de ese lugar, Federico Hernández Ramírez, emitió un comunicado a su comunidad, donde les dice que es importante conmemorar dicha fecha, pero que por la emergencia sanitaria, se limitará a un determinado número de personas.
Y efectivamente, los habitantes de la Sierra no se presentaron al evento donde estaría presente el mandatario de México. La no presencia de los serranos demostró que la decisión comunitaria es, y ha sido siempre mucho más importante que cualquier otra cosa, como el cumplirle los caprichos a Obrador.
Obrador lo dijo en la mañanera y lo reafirmó más tarde, que se iba a reunir con cientos, ya no miles, de oaxaqueños para conmemorar el natalicio de Juárez.
A pesar de que a este señor se le ha recomendado muchas veces que permanezca apartado de la gente para evitar un posible contagio, parece que le dicen lo contrario, o entiende lo contrario. Es más, como presidente se atreve a retar a todo mundo.
Antes de despegar en el avión que lo llevaría a Oaxaca, le pidió a los mexicanos que no se paralicen, que eviten el alarmismo y el amarillismo. Prácticamente dijo que todo su equipo de gobierno está loco por alarmista y amarillista.
No contento con eso, en un restaurant, después de su recorrido en Oaxaca, le pide a los mexicanos no dejar de salir a las calles porque somos bien aguantadores y apenas estamos en la fase uno. Agregó que él mismo nos dirá cuándo ya no salir a las calles.
Seguramente la gente de la Sierra Juárez, sabe qué clase de presidente tenemos, por eso prefirió resguardase en sus casas que acompañarlo. El que la gente de la Sierra Juárez no acudiera a su evento, le molestó tanto, que poquísimos medios de comunicación nacional y estatal, apenas si mencionaron la conmemoración. Esta vez no fue como el año pasado.
Es más, López Obrador no sube nada a su cuenta de tuiter si no hay aplausos a su persona. Subió un video de una niña que le recita algo, a la cual se la quiere comer a besos, pero no lo hizo por la “sana distancia”, dijo en su cuenta.
Parece que en esta ocasión los Serranos no se hicieron merecedores para ocupar unas palabras en su cuenta, y lo peor, tampoco Benito Juárez, al que tanto admira.
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