• Dom. Dic 15th, 2024

Qué difícil es perder a un familiar por COVID-19

Por Horacio Corro Espinosa

Creo que nunca habían despedido a uno de mis familiares por su buen carácter y compañerismo. Fueron muchos los mensajes que le enviaron a través de las redes sociales para decirle adiós.

En una ocasión Freud dijo: “La muerte es algo natural, incontrastable e inevitable. Hemos manifestado permanentemente la inequívoca tendencia a hacer a un lado la muerte, a eliminarla de la vida. Hemos intentado matarla con el silencio.”

Así es, pero desde el punto de vista mexicano, festejamos a la muerte cada año porque nos creemos inmortales, o tal vez, porque nunca nos hemos visto en la muerte, y por lo mismo, somos los vencedores. Al jugarle al invencible, más en estos días de pandemia, es demostrarles a todos que podemos contra ella.

Esto no es un juego. Muchos creen, incluyendo al Presidente de la República, que por su desinformación, claro, el virus no existe, por eso dicen “vamos bien”.

El sábado perdí a dos primos, ellos hermanos de sangre, Patricia y Hernán, y fue por la pandemia. Se fueron casi al mismo tiempo.

La muerte de estos seres queridos es una experiencia muy dolorosa. Durante el tiempo que estuvieron en el hospital, oré por ellos. Uno pide, uno clama, pero cuando el Señor dice: hasta aquí, entonces sentimos que toda nuestra vida duele. Nos duele la voz, los pensamientos, el alma. Nos duele la familia, los amigos, y creo que el corazón se aja un poco.

Qué difícil es cuando ni siquiera tienes la oportunidad de verlos en la cama, y menos despedirte de ellos.

Qué difícil es perder a un familiar por COVID. No es lo mismo que cuando los tienes en la cama y allí los atiendes. La muerte por COVID-19 es completamente diferente: “se murió”, te lo dice el médico que lo atendió; y lo crees, sólo porque él te lo dijo. Y horas más tarde recibes sus cenizas. Entonces debes creer que esas cenizas le pertenecen a tu familiar, y con eso te quedas, y hasta allí llega el fin de la historia. ¡Qué duro es eso!

Si ya estás en shock por su muerte, tienes que añadirle la confusión, ya que la información que acabaste de recibir no es lógica. Prácticamente tu explosión emocional queda neutralizada. Poco rato después se te presentan los enojos, la negación, el vacío, la desesperación ante lo invisible, y al final de todo, una profunda tristeza que no te deja llorar porque tu corazón está agujereado.

Más agujereado siento mi corazón, porque el presidente Obrador, diariamente inventa distractores para evitar que la gente ponga atención en la pandemia por COVID-19. Y luego, con ese dicho de que la pandemia esta domada, sólo porque él lo ha dicho un montón de veces, ha orillado a la gente a no creer en ella.

La cantaleta esa de “no mentir, no robar y no traicionar ayuda mucho para que no te de coronavirus”, ha dicho Obrador. Hoy nos damos cuenta que en la 4T, es donde tienen el mayor número de políticos infectados.

Mis primos, Patty y Hernán, no creo que hayan sido corruptos para haberse infectado, sin embargo, se fueron, y sin la presencia de la familia.

Mi hermano Alfredo escribió esto: “Cuando mi prima murió ayer por la mañana, se acercó a mi primo qué agonizante en su cama, luchaba por su vida, ella lo tomó de la mano y le dijo «ya no sufras hermanito es hora de irnos» pero él se aferraba a la vida… no quería irse aún, ella insistió; «vámonos negrito nos esperan papá y mamá. Ya no sufras, es hora de partir».  Ella lo ayudó a levantarse de la cama y se fueron juntos, tomados de la mano donde ahora se reúne con mis tíos a los que tanto amaron siempre.”

Así que, esos que no creen todavía en la existencia de ese mal, cuídense mucho, y no le jueguen al valiente. Ojalá ustedes nunca sientan el dolor que duele, porque duele mucho.

 

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