Por: Horacio Corro Espinosa
El problema de la violencia en nuestra entidad oaxaqueña se ha convertido en un escandaloso exceso.
Miles de personas han llegado a la geografía oaxaqueña desde todos los puntos cardinales en busca de una oportunidad para realizar su destino, cuando la triste realidad es que no la hay ni para los nativos de esta entidad.
El gobierno de Alejandro Murat, ha prestado poca atención a los problemas crecientes. Ante esto, el gobierno ha preferido cerrar los ojos para tomar la decisión comodina de «hago como que hago».
Para nada se ha interesado en regular el crecimiento, el orden, el ritmo y el horizonte a cada problema. Se ha tolerado a todo mundo, principalmente a las organizaciones “sociales”, y se ha olvidado de los servicios elementales. El desgobierno es la constante.
En las ciudades del Istmo, la Costa, la Cañada, y ahora la Mixteca, se volvieron zonas detonadoras de la violencia.
Mientras la justicia social ha sido ignorada, la violencia ha crecido desproporcionadamente. Como no ha habido justicia social, se ha incrementado la violencia.
En el inventario diario del estado, aparecen manifestaciones, robos, asaltos, violaciones, asesinatos, secuestros, feminicidios, robos carreteros, agravio a los empresarios, emboscadas, y otro montón de ultrajes. Esto no sólo sucede en las ciudades más importantes, sino hasta en las poblaciones más apartadas de la entidad. Las estadísticas se vuelven cada día más aterradoras, aun así, al gobierno ni a las instituciones de seguridad pública les importa.
Ayer se dio otro caso más en la Mixteca, allá donde ha llegado en varias ocasiones el Fiscal General de Justicia del Estado de Oaxaca, Rubén Vasconcelos Méndez, a hacer compromisos de seguridad con organizaciones patito, para combatir los asaltos carreteros.
No es la primera vez que resulta afectado el empresario Luis Mario Cantoral, con el robo de sus vehículos y productos en las carreteras de esa región. Ayer, entre Chalcatongo y Tlaxiaco, el chofer y su acompañante, quienes transportaban refrescos, sufrieron un asalto a balazos.
Entre San Miguel el Grande y Tlaxiaco es la zona más peligrosa. Estos asaltos son constantes desde hace más de un año, pero el Secretario de seguridad pública, Raymundo Tuñón, no querido tomar en serio las quejas de los empresarios de la Mixteca.
Ante la falta de seguridad, el conductor del vehículo recibió un tiro, y el ayudante fue golpeado y maniatado. Además, los asaltantes se llevaron el camión con todo y productos, la cuenta de la venta, los celulares, y para rematar, le dieron un tiro al chofer.
Ayer en la noche se estaban poniendo de acuerdo, por lo menos 5 empresas de la región, para ya no llevar sus productos a San Miguel el Grande, pues dicen que la única protección que los acompaña cuando viajan a aquella zona, es su suerte.
Sabemos que los servicios médicos en la entidad están para llorar, por lo mismo, en el Centro de salud de Tlaxiaco, no pudieron atender al chofer por falta de personal médico, así que lo tuvieron que transportar a Huajuapan de León, en una ambulancia particular.
Para definir a este gobierno, hay que decir que nada ha resuelto contra la violencia, y por lo mismo, ha alimentado el rencor contra un gobierno incapaz de someterla y de contenerla.
Lo único que sabemos, es que quienes defienden la seguridad en la entidad, invocan estadísticas alegres. Señalan que la lucha contra la delincuencia es un hecho, aunque no pueden expedir certificados de buena conducta porque muchos ya están detenidos, o al menos, identificados, eso dicen.
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