Por: Horacio Corro Espinosa
El sábado 15 al mediodía, se llevó a cabo la elección de Presidente municipal de Santa Gertrudis Cosoltepec, Oaxaca. Muy cerca de Huajuapan, rumbo a Tehuacán, para los que no sepan.
Fue una elección, supuestamente, por usos y costumbres. Esto quiere decir que sólo el pueblo es quien decide sobre sus gobernantes.
Los usos y costumbres se refieren a las costumbres de antaño que perduran hasta el día de hoy. Dentro de este significado está la medicina tradicional, las fiestas, los ritos, la organización política y los modos de vida de la gente de la comunidad.
Hay que decir que los “usos y costumbres” han sido abordados por el derecho jurídico, muchas veces de forma separada: los usos por un lado y la costumbre por otro.
Dentro de la costumbre es indispensable que a una práctica repetida socialmente se encuentre unida a la convicción, ya que esa experiencia se convierte en obligatoria. Así, con el paso de los años se hace parte de la conciencia de quienes la practican con la idea de que son obligatorias en esa comunidad.
En el caso de Santa Gertrudis Cosoltepec, tiene su propia forma de gobierno; así es como se ejercía el poder en muchos pueblos de la región mixteca.
De hace dos periodos municipales a la fecha, esos usos y costumbres en Cosoltepec, se pervirtieron, porque dejó de participar el verdadero pueblo, me refiero a los que viven en esa comunidad, a los que verdaderamente tienen intereses de crecimiento de su población.
De repente, comenzaron a aparecer el día de la elección, gente que no tiene nada que ver con su comunidad, sólo porque sus padres o sus abuelos nacieron en ese municipio.
Llegaron a la comunidad autobuses repletos de otras ciudades a votar por su candidato, cuando éste no reside en la comunidad. Los que llegaron, fueron a imponer sobre la poca cantidad de gente que radica en Cosoltepec. El numeroso grupo sobre los pocos habitantes de la comunidad, llegaron con aires de conquistadores o de que llevaban la luz del conocimiento a esa población. Son los que llegaron a hacerle un favor a los pueblerinos al imponerle a Cosoltepec su candidato citadino.
Después de 18 horas de discusiones, terminaron imponiendo los conquistadores a su elegido sobre la poca cantidad de habitantes de la cabecera y agencias municipales.
Se quedó una persona completamente ignorante de las necesidades de la ciudadanía. Al final de cuentas, este representante electo, es quien comenzará a tratar con los habitantes para aprender a conocer las carencias y necesidades de Cosoltepec.
¿Y los votantes por esa persona? Se fueron a sus ciudades de donde no volverán hasta que haya una fiesta en el pueblo u otra elección. Se retiraron, además, sin sentir remordimiento alguno, tal vez porque no lo han pensado, pero al imponer a un personaje, cometieron fraude electoral. Es como si tuvieran doble credencial de elector, cuando no debe permitirse, porque entonces, dónde quedan los usos y costumbres que la misma comunidad pelea y presume ejercer.
Al final de cuentas, como todo en política, las elecciones y los partidos políticos en México resulta una vacilada.
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