Las otras verdades / Eduardo Cruz Silva / APIM
Faltan escasamente dos semanas para que los oaxaqueños acudamos a las urnas. El lunes de 6 de junio ya conoceremos a los ganadores de la gubernatura, diputaciones locales y presidencias municipales. Cada partido o coalición ya tendrá sobre la mesa lo que recogieron de la jornada electoral y todos empezarán el recuento de los daños.
En el caso del Partido Revolucionario Institucional, se dará un fenómeno muy curioso pues su votación al parecer no será homogénea en las votaciones para gobernador, diputados locales y presidentes municipales. La imposición de candidaturas negociadas (vendidas dicen algunos), para diputados locales y alcaldes cobrará su factura con descalabros en varios distritos y municipios.
Simplemente para citar de ejemplo, señalaremos al municipio de Sola de Vega, en donde hasta la oposición vio con buenos ojos que el PRI llevará como precandidato a alcalde al actual presidente de bienes comunales Daniel Quiroz Ramírez, sin embargo, al cuarto para las doce el Revolucionario Institucional entregó la candidatura a Esaú Nuñez Calvo, alias “el monona”, dejando a los priístas soltecos con cara de what?.
La jugarreta del presidente estatal de PRI, Alejandro Avilés Álvarez, que se repitió en muchos distritos electorales y municipios, propició que los seguidores de Quiroz Ramírez, buscaran el apoyo de otro instituto político para registrarlo como candidato a presidente municipal, lo cual lograron con el Partido Nueva Alianza.
Para quienes conocen poco de la historia de Sola de Vega, a finales de los años ochenta se suscitó un caso similar, a la candidata electa por las comunidades y vecinos de la cabecera municipal, María Silva Narváez, le fue negada la candidatura por el PRI y en ese entonces gracias a la intervención del extinto Francisco Melo Torres, fue registrada por el también desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) que fue la cuna del PRD.
Ese elección que fue un dechado de trapacerías, mapacherías y truculencias fue ganada arrolladoramente por Silva Narváez, y aunque ahora, las condiciones para competir electoralmente son totalmente distintas a las de esa época, se prevé que de nueva cuenta, el Revolucionario Institucional volverá a morder el polvo por apegarse a sus decisiones cupulares y mandar al carajo el sentir y trabajo político de sus militantes.
Varios candidatos de los llamados “naturales”, esos que por su trabajo a favor de sus comunidades los hacían los aspirantes idóneos para contender por una presidencia municipal, al ver truncada esa posibilidad en el Revolucionario Institucional, se vieron obligados a migrar a otros institutos políticos y el 5 de junio los electores le cobraran factura al PRI.
Algunas encuestadoras serias, señalan que la disputa a la gubernatura se ha polarizado entre el abanderado de la alianza PRI-PVEM Alejandro Murat Hinojosa y el candidato de la coalición PRD-PAN José Antonio Estefan Garfías, a quienes colocan prácticamente en empate técnico con una ligera ventaja del mexiquense “nativo” de Oaxaca Murat Hinojosa.
Si tomamos en cuenta que en cinco o seis distritos locales electorales se enviaron candidatos en sus mayoría mujeres con pocas o nulas posibilidades de triunfo y que en un número todavía indeterminado de municipios, las imposiciones de candidatos a las alcaldías de Oaxaca por parte de la dirigencia estatal priísta tendrá como saldo resultados adversos, ahora se entiende la angustia que prevalece en el cuarto de guerra del cachorro Murat.
Si al final del día, los priístas se levantan con un triunfo pírrico, mucho se lo tienen que agradecer a Alejandro Avilés Álvarez, que usó las candidaturas como venta de garaje para hacerse de unos cuantos pesos, sin darse cuenta que se llevaba entre las patas a Murat Hinojosa. La cuenta regresiva ha iniciado y dudamos que la “operación despensa” sea suficiente para salir bien librados.
El ejemplo citado de Sola de Vega, nos servirá para entender el comportamiento de los electores cuando se sienten defraudados de los partidos políticos o de sus dirigencias. La votación se verá muy fragmentada para el PRI por sus propias marranadas y para aquellos que ya habían echado las campanas al vuelo, el 5 de junio se ve ahora con el riesgo de salir con la cola entre las patas.
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